La selección nacional de fútbol enfrentó el Viernes en Valparaíso al representativo peruano en un amistoso preparatorio para la Copa América. En un estadio con muchos asientos vacíos que contrastó con el entusiasmo y el deseo de los hinchas por estar cerca de sus “ídolos” y obtener de ellos una foto, una sonrisa o simplemente una mirada. Deseo que quedó de manifiesto en los cientos que se agruparon fuera del hotel de concentración y en los que acompañaron al bus en su trayecto final al recinto deportivo. Gran parte de ellos no pudieron adquirir entradas para el partido por el elevado costo de las mismas y debieron conformarse con verlo por la televisión. Si pensamos en los infortunios y en las penurias por las que han pasado últimamente los porteños, el hecho remite una falta de sensibilidad tremenda y una ambición cuestionable y reprochable. Quizá sea el mismo sentimiento que motivó el “olvido˝ de invitar a Marcelo Salas al encuentro con la presidente Bachelet a mitad de semana o en el de regalar pases vitalicios a jugadores que hoy (no los de ayer) ostentan riquezas que superan por mucho el ingreso promedio de los chilenos, que a fin de cuentas son los hinchas, la parte más importante y fundamental del fútbol. Otra muestra del tremendo negocio y los turbios manejos dirigenciales que desde hace años tienen secuestradas a la Federación de fútbol y a la selección nacional disponiendo de ellas como si fueran dueños exclusivos del fanatismo de todo un país.
En la cancha poco para destacar. Perú jugó mejor hasta el minuto veinte momento en el que Paolo Guerrero falló un penal y entonces pareció cambiarnos la suerte. Los rivales se ofuscaron y coincidentemente llegó el primer gol de Chile en los pies de Eduardo Vargas que aprovechó un buen pase de Alexis Sanchez. El segundo gol vino muy pronto y terminó con las aspiraciones del rival. Un centro largo al área y Medel de cabeza marcó para hundir a los visitantes y dar tranquilidad a un seleccionado que había iniciado con muchas dudas. Tan solo minutos después vino la expulsión del volante peruano Cruzado,por un codazo al mismo Medel, y desde entonces el partido se volvió un mero tramite. Perú se replegó y se dedico a defender su arco sacrificando el ataque. Chile dominó el juego y dispuso de espacios abiertos para dominar y someter al contrincante.
Es claro que Chile tiene jugadores de un alto nivel y que compiten en las mejores ligas del mundo por lo que estas facilidades suponen una ventaja inabordable. Con espacios, sin presión y con tiempo de sobra para pensar, los nacionales lograron apoderarse de la posesión del balón y dar ritmo al juego. En el segundo tiempo vino el mejor gol chileno. Una vez más Vargas encontró un espacio para rematar tras una buena jugada elaborada tras un tiro de esquina y con ello se acabó el partido. Chile marcó el tres a cero y lo demás fue esperar a que pasaran los minutos y probar algunas variantes.
Intentando rescatar algo hay situaciones que pueden analizarse y arrojar conclusiones. Lo primero es que parece que el vértigo y la intensidad han quedado desplazadas por una mayor elaboración en las jugadas y un ritmo más lento para avanzar dominando territorialmente a los rivales de turno. Para ello se necesita un nivel de precisión menor que para hacerlo a altas velocidades. Esto favorece a los chilenos cuando no están finos en el pase corto y les permite, incluso con errores, dominar el juego. Habrá que ver como funciona esta apuesta contra rivales de mayor jerarquía y calidad técnica que pueden presionar y exigir el error en una defensa que se vio particularmente imprecisa y lenta.
El juego aéreo sigue siendo un problema sin solución y se mantendrá de ese modo mientras no tengamos mayor envergadura física en zona defensiva y podamos competir de igual a igual en ese rubro. Todos los tiros de esquina peruanos fueron cabeceados por ellos en el área chilena y aunque esta vez fallaron, jugar al error no puede ser un sistema. Paolo Guerrero se cansó de ganar y bajar balones aéreos y aunque en la soledad poco riesgo pudo generar, eso tampoco es garantía frente a otros delanteros más efectivos y sobre todo mejor acompañados. Incluso en ataque el gol de cabeza de Medel fue un error grosero de marcación y no un acierto del que hoy juega en el Inter de Milan. Otra muestra es que cuando las pelotas detenidas fueron jugadas al área rival, casi siempre fueron rechazadas por los defensas peruanos. Por eso se destaca el tercer gol porque rompe la norma y se juega de manera corta, como el Barcelona de Guardiola, entonces Chile si puede marcar diferencias por la habilidad y destreza de nuestros delanteros. Sampaoli debería considerar esta faceta con particular optimismo y dejar de regalar oportunidades, sobre todo si considera seguir jugando sin un centrodelantero como referente de área.
El nivel de Arturo Vidal ha ido bajando mucho y a estas alturas seguir pensando en él como un media punta o creador resulta obstinado y erróneo. Vidal es un fuera de serie en el medio campo pero no es el jugador habilitador que pretende el entrenador nacional. Por ello juega en otra posición en su club y es donde mejor rendimiento ha tenido a lo largo de su carrera. Hay que posicionarlo correctamente y exigirle un comportamiento acorde con su responsabilidad como seleccionado nacional. Mal hace Sampaoli al decir que no es de su incumbencia lo que haga fuera de la cancha porque su propio club lo ha castigado ejemplarmente por ello y lo que sucede en sus equipos debe ser relevante para ser o no llamado a la selección. No hay que olvidar que son los clubes quienes pagan sus salarios y donde desarrollan gran parte de su entrenamiento y competencia deportiva.
Algo parecido sucede con Alexis Sanchez que con su capacidad física puede llegar a engancharse y dar una buena habilitación pero es demasiado esporádico en esa faceta. Donde realmente marca diferencias es bien abierto sobre los costados donde difícilmente puede ser controlado y dominado. Sanchez es hoy uno de los mejores extremos del mundo entonces empeñarse en otra cosa es también un absurdo y un enorme desperdicio de talento.
Por otra parte, Claudio Bravo fue galardonado antes del inicio del partido por convertirse en el jugador que más veces ha representado a la selección chilena. No solo es una cifra a destacar. Bravo ha demostrado con creces que ese logro lo ha obtenido en base a un profesionalismo ejemplar que hoy lo sitúan como arquero de uno de los mejores equipos del mundo. Por suerte para nosotros tenemos arquero para muchos años y ojalá pueda afianzarse en el Barcelona y seguir batiendo marcas y desafíos. Pese a que los logros individuales se desvanecen frente a los colectivos sería egoísta no reconocer su dedicación y gran nivel actual.
El martes la selección se enfrentará a Bolivia y ojalá el partido sirva realmente para mejorar y profundizar la propuesta del entrenador nacional. El otro día Sampaoli dijo que no era una obligación ganar la Copa América pero si lo era trabajar para tratar de ganarla. Completamente de acuerdo y prometer otra cosa sería irresponsable. En ese sentido los partidos amistosos deben ser exigentes y deben ser tomados con la mayor seriedad. Hay que rescatar las críticas y escucharlas, trabajar para mejorar lo malo y no repetir los mismos errores del último mundial.