Con una referencia especial en Google, esta semana ocurrió un acontecimiento histórico para la astronomía. El robot de exploración de la sonda espacial europea no tripulada Rossetta aterrizó sobre un cometa a más de 510 millones de kilómetros de la Tierra.
El módulo Philae se desprendió de Rosseta y envió informaciones a la Agencia Espacial Europea, quienes en seguida mediante Twitter entregaron algunas informaciones a la población, entre ellas la confirmación de su llegada al núcleo del cometa, que el robot recibe energía, que sus paneles solares están encendidos y las fotografías que envía constantemente.
La última noticia del robot en el marco de la misión Rosseta fue que realizó su primera “operación mecánica”, colocando un termómetro en el cometa 67P Churyumov-Gerasimenko.
El jefe del proyecto, Philippe Gaudon, manifestó su preocupación debido a que el módulo Philae se encuentra “sobre una pendiente muy inclinada”.
Rolando Dünner, del departamento de Astronomía y Astrofísica de la Universidad Católica, concuerda en que la misión requirió de mucha precisión para llevarse a cabo, ya que el cometa pose poca fuerza de gravedad y es difícil para el robot mantenerse en órbita.
Dünner opinó que tener las redes sociales para este tipo de misiones permite a nivel educacional enseñarles mejor a los escolares lo que está sucediendo: “En general pone mucha presión a los investigadores tener a las redes sociales pendientes para saber qué es lo que ocurre pero a la vez, sirve para llevar de manera rápida la ciencia a todo el mundo”, indicó el experto.
En tanto, el astrónomo de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile, Luis Chavarría, explicó que el robot sacará pedazos de hielo del centro del cometa y verá su composición química, hallazgo que podría dar una mejor idea de cómo era la materia prima de la cual se formó el Sistema Solar.
“Toda la información que vaya generando este robot tiene un tiempo de uso restringido, del orden de algunos meses. Durante ese tiempo, los investigadores a cargo analizarán rápidamente los datos para tratar de despachar lo antes posible cuál ha sido el impacto de la misión. Los investigadores están ansiosos de mostrar los resultados y todo el esfuerzo que han puesto durante estos últimos diez años”, señaló Chavarría.
En tanto, Nicolás Boettcher, académico de la escuela de Informática y Telecomunicaciones de la Universidad Diego Portales, expuso que para la llegada del hombre a la Luna solamente había entidades que podían transmitir información, por lo tanto, eran unidireccionales. En cambio, ahora con las redes sociales la gente hace preguntas sobre el fenómeno, se siente más involucrada.
“Acá en la Tierra tenemos Internet, pero los tiempos de retardo son mucho menores en comparación a los que se trabajan a nivel espacial, porque sus redes son tolerantes a éstos. Si está sobre el cometa en una órbita a demasiada distancia no puede estar mandando información, porque entonces gastaría energía en información que nunca llegará. Tiene que saber cuándo transmitir información para ahorrar energía”, afirmó Boettcher.
El ingeniero civil en Informática recordó que el robot que enviaba imágenes desde Marte estaba más cerca de la Tierra, en cambio ahora, el cometa se demoró muchos años en llegar a la posición que requería el satélite, entonces “seguirá órbitas mucho más grandes y se demorará en enviar la información”, aventuró.
Esta es una nueva forma de “participación civil” en la actividad espacial, escapando de la exclusividad académica o militar, que se suma a las propuestas empresariales como Virgin Galactic, un vuelo suborbital tripulado; o el Red Bull Stratos, el salto de un individuo desde la estratósfera hasta la tierra.