Chile en un entorno económico difícil

  • 09-12-2014

Tal como hemos venido señalando, la economía mundial pasa por un periodo de ajuste severo que se expresa en diversas señales tales como el desplome de la renta variable en China, los cambios políticos en Grecia y nuevos precios piso del petróleo, lo que, a inicios de la semana, implicó una fuerte baja en los mercados europeos, que anotaron su peor jornada en dos meses.

Caídas de entre 2,2% y 3,1% en España, Italia y Alemania, fueron, empero, leves, respecto de las que golpearon Grecia, cuyo índice de la Bolsa de Atenas se desplomó 12,7%, luego que se anunciara un adelanto de las elecciones, en medio del fuerte crecimiento en los sondeos del grupo de izquierda radical Syriza, partido que más oposición ha presentado a las medidas contempladas en los programas de rescate del país heleno formuladas por el FMI, BM y el BCE.

Los recelos de los inversionistas hacia el creciente protagonismo de Syriza se trasladaron a los mercados: en deuda pública, las ventas se aceleraron y se disparó el interés exigido al bono griego a 10 años, llevándolo por encima del 7,6%. Al inicio de esta semana se cotizaba en mínimos desde el pasado 22 de octubre, en el 7,2%.

En China, en tanto, la renta variable sufrió un desplome del 5,3% luego que el Gobierno limitara el uso de bonos corporativos como colaterales en préstamos a corto plazo entre inversionistas, de manera de frenar el creciente riesgo de deuda emitida por empresas y gobiernos locales. La China Securities Depository and Clearing Corp (CSDC) dijo en un comunicado que sólo aceptará bonos corporativos con el máximo ráting de AAA, o aquellos cuyas compañías tengan calificación de AA, o por encima, como garantía en el mercado de repos. Con esta decisión, los analistas estiman que quedan excluidos unos US$ 81 mil millones en bonos corporativos, reduciendo en igual monto la liquidez disponible y aumentando el rendimiento de la deuda. La reacción de los mercados fue inmediata y el bono a 10 años subió en la apertura 30 puntos básicos.

En el mercado de renta variable, por su parte, la Bolsa de Shangai se hundió 5,3% (índice SSE), su nivel más bajo desde junio de 2013. La moneda china, a su turno, bajó hasta cotas no vistas desde julio, con un tipo de cambio de 6,19 yuanes por dólar.

Entretanto, las bolsas de EE.UU. que hasta ahora había sorteado la ralentización económica en el resto del mundo, no escaparon a la tendencia y en la apertura de la semana bajaron entre 0,6 y 1%.

En este contexto, los precios de los comoditties han seguido a la baja y, en especial, el petróleo que ha caído en Europa y EE.UU., tanto por exceso de oferta de la producción norteamericana (fracking) y la decisión de las naciones Opep de no reducir su producción actual, como por una disminución en la demanda debido a la lenta actividad mundial. La situación, si bien es buena noticia para naciones que como Chile deben importar casi todo el petróleo que consume, en otras que dependen de sus exportaciones de crudo, ha impactado los valores de acciones de energía e índices de bolsas, tales como Argentina, Brasil y Venezuela. A modo de ejemplo, la Bolsa de Buenos Aires mostró una caída de 7% debido a la baja de 10% de los papeles de la petrolera YPF. El petróleo se está cotizando en niveles de US$ 65, mínimos desde 2009 y algunos analistas prevén que el precio podría caer aún más, bajo los US$ 60 en el segundo trimestre del año.

En este entorno, el cobre retrocedió por debajo de US$ 3 la libra, arrastrado por las citadas preocupaciones, aunque especialmente por el lento crecimiento de China, su principal importador. En la apertura consiguió su segundo peor nivel del año, solo superado por el US$ 2,896 la libra del 1º de diciembre este año. El promedio mensual cayó a US$ 2,927, en tanto que el anual retrocedió a US$ 3,12464 la libra, acercándose a la cifra promedio estimada en el Presupuesto 2014.

Como consecuencia de todo el cuadro anterior, el dólar ha seguido avanzando frente al peso cerrando el inicio de la semana en niveles de $ 612-$ 614, valores que muy probablemente se mantendrán, debido a la caída del precio del cobre y el alza del dólar a nivel internacional.

Así las cosas, las perspectivas para los próximos meses son de dulce y agraz: de una parte tendremos energía más barata que beneficiará una producción más competitiva industrial y minera, el transporte y otras industrias intensivas en uso de energía; así como sus exportaciones, aunque con precios internacionales más bajos, lo que exige de fuertes aumentos de productividad, hecho que podría implicar alza en el desempleo.

El Gobierno ha previsto enfrentar esta situación a través de programas de inversiones en Obras Públicas, los que, sin embargo, deberían ponerse en marcha a la brevedad, de manera de evitar un mayor impacto de la ralentización mundial. La falta de confianza que muestran las encuestas de expectativas en el país podría ser reducida mediante la generación de actividad concreta, lo que, a su turno, permite pasar del slogan a los hechos respecto de la promovida asociación público-privada para el desarrollo, única forma inteligente de enfrentar un período económico internacional complejo y difícil.

 

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.

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