“¿Que hay en un nombre?
De lo que llamamos rosa
Con cualquier otro nombre el aroma será igual de dulce”.
- Shakespeare
La palabra América ha cambiado. Hoy no somos “americanos” sino “latino-americanos”; “hispano americanos” o “sud-americanos’: Tantos nombres indica que, en realidad, no tenemos ninguno. Y esto naturalmente es una perturbación para nuestra identidad. El autor propone que los estadounidenses se queden con el nombre de América porque casi todo el mundo los llama así y que nosotros, los sin nombre o con un nombre confuso, busquemos uno nuevo. Esta proposición que, en un principio, puede parecer descabellada, tiene sus motivaciones y apunta a una inquietud que siempre ha estado presente en nuestro continente: el problema de la identidad. El presente artículo fue publicado por vez primera en 1984, en la revista Mutantia, de Buenos Aires.
Habitualmente estamos tan inmersos en nuestro lenguaje común que con dificultad nos percatamos de todo lo que lleva implícito en un nombre. Un nombre es una palabra o conjunto de palabras que denota una distinción factible de hacerse en el mundo real.
Se puede nombrar aquello que es distinto de otra cosa, aquello que es diferenciable del resto. El nombre también denota una relación. Por ejemplo: a la pregunta ¿como te llamas? respondo: me llamo fulano de tal, me llamo y me llaman así desde que tengo recuerdo. Toda vez que escucho el mismo nombre me siento aludido, reacciono.
Es mi nombre y yo soy de él. Mi historia es la historia de este fulano de tal y no de otro. Es el modo como me distingo y me distinguen del resto. Mediante mi nombre es posible saber con quienes me relaciono por parentesco y también en el conjunto social. El nombre de mi profesión dice la actividad que desempeñó ante los demás y que los demás esperan de mi. Incluso mi nacionalidad es un nombre que me distingue como habitante legal de un determinado país y no de otro, con lo cual establezco relaciones con mis connacionales y otras con los que no son mis connacionales.
El presente trabajo tiene como objetivo revisar algunos aspectos de los efectos que tiene el use que se esta dando en la actualidad al nombre de los continentes americanos. Desde su descubrimiento por Cristóbal Colon hasta hoy, todas las denominaciones que han recibido muestran el carácter de colonia que tuvo el continente por tres siglos y el neo-colonial que tiene en la actualidad.
La tesis presentada aquí es que del modo como se utilizan en la actualidad, los nombres Norte, Centro y Sud América son nombres calificados de otra realidad llamada América. Esta confusión, entre otras cosas, nos esta imposibilitando el encontrar nuestra verdadera identidad como latinoamericanos.
El descubrimiento de América
- a) La palabra “descubrimiento “
Un error muy entronizado en nuestra cultura es la autoatribución que se hicieron los españoles de haber descubierto América; ellos hacen su descubrimiento en 1492. Esta percepción, además de no tomar en cuenta las visitas mal publicitadas de los nórdicos unos siglos antes, supone que los habitantes indígenas no fueron jamás a su vez descubridores. De modo que hablando en términos rigurosos lo que se denomina “el descubrimiento de América” ha sido tan solo visto desde Europa del siglo XV en adelante. Es el descubrimiento por y para los europeos.
Esta palabra deja ver además hasta que punto el Nuevo Mundo no ha sido un mundo para sí, sino un mundo para otro. Hasta tal punto la palabra descubrimiento expreso y encubrió una realidad colonial que un historiador italiano contemporáneo observo que la corona española prohibió el termino “conquista” y ordeno reemplazarlo por “descubrimiento”, para mitigar así las polémicas despertadas por la legitimidad moral y cristiana de la conquista. La legitimación de la “guerra justa” que daba derechos de propiedad y justificaba la matanza de indígenas es parto de los derechos implícitos al “descubrimiento”3. En la corte de Carlos V ya habían personas que cuestionaban la legitimidad de hacer guerra a sangre y fuego contra los indígenas por el hecho de haber sido “descubiertos”. Francisco de Vitoria, teólogo y jurista, dice que tal descubrimiento: “En nada justifica la posesión de aquellas tierras, ni mas ni menos que si los indios nos hubieran descubierto a nosotros, que por este titulo no podrían adoptarse nuestras cosas”3.
No obstante el juicio de Vitoria, la conquista se realiza durante el siglo XVI y después, en los términos que son conocidos. Las culturas y los pueblos indígenas son destruidos, saqueados y evangelizados. Es lo que los historiadores actuales llaman el “trauma de la conquista”.
Después, la historia de Latinoamérica se transformo oficialmente en la historia de la conquista y la colonia, relatada por y para los españoles. Así es como esta “comienza con el descubrimiento” y sigue en su versión imperialista y centrada en los colonizadores, olvidando e ignorando lo pre-colombino, y lo que podría denominarse lo para-colombino. ¿Cual es la historia de los pueblos indígenas contada por ellos desde que fueran descubiertos, hasta hoy?
Es por ello que tal vez nadie sabe muy bien que es la América Latina y menos que nadie nosotros, los latinoamericanos de hoy. No sin razón Alfonso Reyes ha podido escribir: ‘Pero ¿quien ha dic e que América ha sido descubierta'”‘.
1. b) La palabra “América”
Ciertamente el nombre dado por el cartógrafo alemán Waldseemuller fue un error, atribuyéndole a Américo Vespucio un logro de Cristoforo Colombo, quien a su vez había denominado su hallazgo como “Las Indias”; otro error.
El cómo se llego a aceptar el nombre equivoco dado por Waldseemiiller es un misterio, pero dado el complejo modo como acontecen las cosas entre los humanos vale la pena hacer algunas conjeturas según algunos antecedentes.
Vespucio era a la sazón cuñado de la “Bella Simonetta”, considerada la mujer mas bella de Europa, quien fuera modelo de Botticelli y que a los 16 años se convierte en la amante de Juliano de Medici y que, asesinado éste, va a parar a los brazos de Lorenzo. En vista de la intención imperialista y colonizadora de la Corona española de la época, resulta difícil creer que el bautizo del nuevo mundo de ultramar fuera resultado de un descuido, y no llevara un nombre relacionado a ella4.
En todo caso, lo cierto es que jamás antes un hombre fue honrado de tal forma. Se trata de tres continentes bautizados con el nombre de una persona5.
Con el correr del tiempo y ajustándose a la dinámica del lenguaje, lo que a su vez refleja cambios en el modo de pensar, el significado de la palabra América ha ido cambiando. Hasta comienzos del siglo XIX en Europa se llamaba “América” a la América Latina, porque aquí se encontraba la riqueza. Era la riqueza y el poder de las colonias del imperio que tuvo España. En esa época, los latinoamericanos que luchaban contra el imperio español también se autodenominaban “americanos”. Escribe Alejandro Humboldt: “Los criollos prefieren que se les llame americanos, y desde la Paz de Versalles y, especialmente desde 1789, se les oye decir muchas veces con orgullo: Yo no soy español, soy americano”6.
En la actualidad, y desde comienzos de este siglo, en Europa se llama América a los EE.UU. de Norteamérica, posiblemente por su riqueza y su poderío militar y político. También los estadounidenses llaman a su país América y, en consecuencia, ellos son americanos. De esto hay muchos de ejemplos, por ejemplo la a American Medical Association que reune exclusivamente a médicos certificados para ejercer su profesión en los EE.UU. Esta situación es extensiva a todo orden de cosas, incluso europeos tan notables como Jacques Maritain, con su libro América y Simone de Beauvoir con su L’Amerique jour a jour, donde hablan exclusivamente de sus experiencias en los EE.UU, están mostrando que si bien en forma no-oficial existe una sinonimia cuya ecuación es:- EE.UU = América.
Es de todos conocido el hecho que en la actualidad un ciudadano de un país latinoamericano al ser interpelado en los EE.UU. por su nacionalidad, no puede responder con un: “Soy americano”, ya que si bien lo es, al mismo tiempo no lo es. Este es el tipo de confusión en la que estamos sumidos. De alguna manera este use desigual del nombre América no da igual carta de ciudadanía a los latinoamericanos. Nosotros nos vemos obligados que cualificar el uso que hacemos del nombre, anteponiendo una palabra que nos distingue de quienes no tienen que anteponer una palabra a su nombre. ¿No hay acaso un error de tipo lógico-semántico en este use desigual de un nombre?
En vista de que estos continentes son tan distintos tanto por sus lenguajes, sus historias, sus culturas y geografías, ¿que sentido puede tener el “Americanismo “?7
¿En que medida nuestro estado político, social, económico y cultural se debe a una identidad equivoca, equivalente a una falta de identidad?
Propuesta
Confucio llamaría “la rectificación de los nombres” a aquella creencia que sostiene que la realidad correcta seguirá al nombre correcto y no a la inversa, como se hace en el Occidente.
De alguna manera, la realidad correcta aún no ha hecho su aparición en nuestra Latinoamérica. Persisten la pobreza, la explotación, la injusticia, el colonialismo, el militarismo fascista, el oscurantismo y sobre todo, la desesperanza. ¿Que otra cosa podría esperarse si la actitud básica de quienes han tenido el poder (sean estos reyes, virreyes, hacendados, multinacionales, etc.) ha sido la codicia y el domino?
Quizás el primer paso para salir de la desesperanza y abrir una vía hacia nuestra realidad correcta, es una búsqueda interior de nuestra identidad correcta. Es evidente que nuestra verdadera identidad esta encubierta bajo un nombre falso. No somos todos igualmente americanos. Los que tenemos que cualificar nuestro modo de ser americanos, somos de otra categoría que aquellos que no tienen que cualificar su nombre.
No pueden tres continentes llevar como parte de su nombre, el nombre de un país que es parte únicamente de uno de los continentes. Esto es un error lógico y semántico a la vez y estimo que es la razón principal de la actual imposibilidad de encontrar nuestra verdadera identidad.
Una identidad común, es un paso necesario para una integración. De ahí que es de importancia capital aclarar este punto.
En la actualidad los Estados Unidos de Norteamérica, son América. La primera tarea:- rectificar este nombre y propongo que ya que es suyo en el hecho, lo sea también en derecho. Solamente entonces estaremos libres para proseguir nuestra historia.
Simultáneamente y en vista que en ocho años se cumplirán los quinientos años del Descubrimiento de América, propongo que se inicie una búsqueda y una discusión abierta de nombres para nuestros mal llamados Continentes Latinoamericanos. 8
notas:-
- Ruggiero Romano: “I conquistadores. Mecanismo di una conquista colonial”: Milano; Mursia, 1974, p. 57.
- Sobre el mito de la “guerra justa” en el celebre poema `La Araucana”deAlonso de Ercilla, vease “Sociología de la Literatura” de Jorge Gissi B., en “Escritos de Teoría”. Santiago, 1979.
- Relecciones Teológicas. B. Aires, Edit. Enero, 1946, p. 79.
- Comunicación personal de mi padre, Agustín Huneeus Salas, historiador “amateur” quien sugiere que Isabel financió la expedición de Colon con intervención de Lorenzo de Medici y que este además de dinero, puso entre sus condiciones la de honrar a su cuñado Américo Vespucio.
- Es interesante constatar que los únicos eventos de estas proporciones que llevan nombres de personas, son los huracanes del Caribe. Estos reciben nombres de mujeres reales, conmemorando tal vez lo efímero y violento de nuestra naturaleza –humana.
- Ensayo sobre el Reino de la Nueva España. México, 1941, Tomo II p.118.
- Habría que preguntarse en que medida la doctrina Monroe con su celebre `América para los americanos” podría sustentarse sin esta ambigüedad en el use del nombre América. Creo que nadie tendría problemas en aceptar una frase como `Los Estados Unidos de América para los estadounidenses” Sin embargo la hegemonía continental peligra por el imperialismo disfrazado de democracia. Al respecto, Noam Chomsky, celebre lingüista contemporáneo estadounidense, refriéndose en comunicación personal a este proyecto, dice textualmente en carta fechada 16 mayo 1984: “Es una buena idea. Espero que continué con ella antes que . EE. UU invadan El Salvador e inicien bombardeo masivo de Nicaragua, como parece muy probable en el futuro cercano”.
- Algunas proposiciones que han surgido en comunicaciones privadas: Andinia, Nova, Atlántida, Humania, entre otras.