Los últimos hechos en el que murió un trabajador, absolutamente inocente, producto de un incendio provocado por un grupo de asaltantes encapuchados dejan una serie de dudas, sobre quienes provocan disturbios y sobre el actuar policial. Contexto en el cual no es atendible la reacción del gobierno y parlamentarios, de otorgar sin mediar una reflexión previa, todo el respaldo al actuar de carabineros, institución que no es infalible y que debe estar como el resto de las instituciones civiles y militares abierta a ser evaluada.
Lo acontecido el sábado 21 de mayo pasado, condenable sin excusas, tiene que ser analizado con tranquilidad y responsabilidad, el camino escogido por algunos diputados esta mas cerca del aprovechamiento del malestar ciudadano para intentar a probar una ley represiva, como es el control de identidad, que una acción responsable y de verdad preocupada por el derecho de las personas, una ley que en su momento fue catalogada por la Corte Suprema como “Difícilmente aceptable en un Estado democrático de Derecho”.
Por este camino vamos a la produccion de leyes que conducen a la criminalización de las acciones de las organizaciones de la sociedad civil, así como, a graves violaciones de los derechos humanos, como lo que pasó en Estados Unidos, con la arbitrariedad de Guantánamo y de la prisión de Abou Ghraib. Denunciadas finalmente en el año 2015 por un informe del Senado estadounidense, al establecer la ilegalidad y la ineficacia de estas prácticas.
Tal cual lo recomienda la resolución 1456 (2003) y otras posteriores, del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, los Estados deben velar por que las medidas que se toman….que se ajusten a todas sus obligaciones internacionales y respeten las normas del derecho internacional, concretamente los instrumentos relativos a los derechos humanos, y al derecho humanitario. Por lo tanto le corresponde al Estado chileno en este caso, garantizar y no restringir, la protección de las libertades que la sociedad civil tiene el derecho de exigir y ejercer.
Pero en Chile cuando se habla de las Fuerzas Armadas y de Carabineros erróneamente se continua tratándoles como si su actuación fuera infalible, poniendo siempre por delante el discurso de que son instituciones intachables y por tanto incuestionables, lo que se ha demostrado con creces que no es así y que en ellas aun esta viva la herencia dictatorial. Tal cual lo expresó Gramsci, “la política es la ética de lo colectivo”, por lo tanto la actuación del hombre público civil o militar y de las instituciones, ha de ser juzgada por la aptitud o incapacidad de sus acciones y propuestas en la práctica de la vida pública.
Es cierto que “en los países democráticos no se percibe la naturaleza violenta de la economía”, – Bertolt Brecht- pero en Chile si, por lo que con responsabilidad, hay que asumir que la violencia, así como la drogadicción, esta relacionada a la exclusión social y a la pobreza, a la falta de expectativas en la que viven millones de jóvenes chilenos, lo que no es solucionable con medidas represivas. La razón fundamental de todas estas lacras es el país desigual que se construyó en los últimos 43 años, lo que en los hechos, nos muestra su dureza y sin contemplaciones.
Pero nada de esto es concebido en los discursos políticos oportunistas, que ven el problema solo desde la óptica ciega de controlar la insatisfacción social vía mas represión. Discursos que volviendo a la situación del 21 de mayo recién pasado, desvían la atención hacia un grupo minúsculo de encapuchados, condenando la movilización social y dejando pasar el actuar de carabineros, quienes por largo rato y hasta que la violencia adquirió ribetes de gravedad actuaron como observadores.
Pero no es la primera vez que esto sucede así, ya se ha hecho común que grupos de encapuchados, en grupos compactos actúan para saquear tiendas, o como sucedió en esta oportunidad, incendiaran una tienda comercial. Mientras que todos vimos, como carabineros los dejó actuar por un rato, el tiempo justo para que los medios de comunicación sacaran fotos y videos, los que más tarde serian usados para desperfilar el contenido y objetivo de la manifestación reivindicativa por la educación.
Y llama la atención porque los chilenos y chilenas, hemos visto actuar a esta misma fuerza policial, contra estudiantes o manifestantes desarmados, con una fuerza desmedida, golpeándolos con brutalidad y sin miramientos. Por eso nos cabe la pregunta, porque en esta, como en otras situaciones similares, carabineros no enfrenta a estos grupos de provocadores, saqueadores, que nada tienen que ver con las manifestaciones?
Mas allá de las explicaciones, lo que los chilenos y chilenas vimos por televisión, fue una actuación policial deficiente, frente a un grupo descontrolado que empezó las acciones violentas. Vimos que parecía que la actuación policial se retrasó deliberadamente, hasta que los daños producidos, como fue el incendio en este caso, llegaran al punto de ser socialmente inaceptables. Recién en ese momento se vieron las cargas policiales disuasorias, pero actuando directamente contra los manifestantes, pero cuando los provocadores y vándalos ya no estaban en el lugar de los hechos, deteniendo a personas que no tuvieron que ver con lo sucedido y algunos, estudiantes y trabajadores cuyo único delito fue pasar por ahí en el momento en que la policía inició las detenciones.
Si alguien ha leído algo de las tácticas militares, desde los tiempos de Sun Tzu, quien era partidario de ganar sin combatir, eso se podía conseguir mediante diversas estrategias y la que siempre ha tenido más éxito, como la de, “quién rodea al enemigo, vence”. […] Pero lo que vimos el sábado pasado, fue táctica policial ineficiente, o bien, intencional, que no quería reprimir los disturbios ni detener a los infractores, y sencillamente los evitó.
Las fuerzas de ataque necesitan tener un enemigo, en este caso puede ser el antisocial o incluso el encapuchado, pero ¡cuidado con la definición de enemigo o de antisocial ! que la policía tenga en sus manuales internos para la formación de sus efectivos, que actúen sobre sujetos indefinidos, que al ser calificados de enemigos dejan de ser persona y por tanto, lo que según su código mecánico de interpretación, pueden actuar sobre ellos como si no fueran personas, lo que al parecer están haciendo.
Para las fuerzas militares y para carabineros, el enemigo es enemigo, y si estos no relacionan el pensar con el sentir, descartan en la acción cualquier cosa que no puedan analizar, como la libertad, algo que se siente para poder tenerla en cuenta, entre otros…
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