El Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA) inauguró Make art not money, una retrospectiva que aborda más de 40 años de trabajo del artista Pablo Echaurren (1951), con énfasis en su diálogo con las principales vanguardias del siglo XX.
Pablo, hijo del pintor Roberto Matta y la actriz Ángela Faranda, recibió ese nombre en homenaje a Pablo Neruda. Su apellido fue inscrito debido a una confusión en la oficina del Registro Civil y aunque el error fue corregido, el artista lo continuó usando en su vida profesional.
La infancia de Echaurren estuvo marcada por la figura de un padre ausente, pero que igualmente se las arregló para poblar el imaginario del niño con historias, cartas ilustradas por él mismo y la obra de referentes como Picasso, Miró y Brauner. Fue en esa mixtura que probablemente se gestó el gusto de Echaurren por la hibridación entre el lenguaje de las vanguardias y el del cómic, junto a otros elementos de la cultura popular. A este acervo se incorporarían luego otros referentes, como el rock o la naturaleza.
Dice el propio Echaurren: “Esta muestra contiene una ‘mancha’ de información genética tomada de mi ADN. Ahora estas informaciones pueden reconectarse con su tierra de origen. Esta exposición es, en ese sentido, también un retorno”.
Ya adolescente, el autor comenzó a frecuentar la casa del artista romano Gianfranco Baruchello, cuya obra lo inspiró para convertirse en pintor. Él también le presentó al crítico, galerista y promotor del dadaísmo y el surrealismo en Italia, Arturo Schwarz, quien de inmediato se interesó por el incipiente trabajo de Echaurren, firmando, en 1973, un contrato exclusivo para representarlo. Fue en ese momento que Pablo, con tan solo 22 años, decidió abandonar sus estudios universitarios.
Su formación se complementó con lecturas de los autores de la generación beat, los clásicos marxistas y los neovanguardistas del Gruppo 63, reconociendo también como principales influencias estéticas a André Breton, Marcel Duchamp y Tristan Tzara.
La exposición
La curadora Inés Ortega-Márquez seleccionó las obras en el propio taller del artista en Roma y en colecciones privadas y públicas italianas, incluyendo en la selección trabajos recientemente exhibidos en la Galleria d’Arte Moderna e Contemporanea de Roma.
En palabras de Ortega-Márquez, “la creación de Echaurren se distinguió desde sus inicios por una línea minimalista y conceptual y por un rechazo a las convenciones pictóricas, ofreciendo una alternativa a la idea de la obra de arte como fetiche. Los chilenos no conocen a este artista y, por lo tanto, en el intento de ofrecer una pincelada larga a lo largo de su creación, desde los años 70 a hoy, hemos focalizado la exposición en su área más pictórica, que es el lenguaje por el que se interesa más hoy en día. Asimismo, se incluyen algunas esculturas en cerámica realizadas en los 90, momento en el que Echaurren descubre una veta precolombina en su arte, que viene a tocar su arcano americano, la tierra de su padre”.
Make art not money abarca todo el período creativo del artista, desde sus inicios en 1970 -época en la que solo trabajó con tinta china y esmalte o acuarelas sobre papel-, enfatizando el trabajo pictórico que abordó a inicios de 1989 con los primeros acrílicos sobre papel y luego lienzo -medio que ha mantenido hasta hoy- y que evolucionó hacia los grandes formatos de su obra más reciente. Estas obras de gran formato son, precisamente, las que reciben al público en la primera parte de la exposición.
De los años 70 -etapa “de iniciación”- destacan una serie de Quadratini, acuarelas y esmaltes de pequeñas dimensiones que presentaban visiones fragmentadas de temáticas diversas: erótica, política o incluso interplanetaria; una “poética de lo minúsculo” que rescató la poesía de Baruchello; así como el uso de la escritura como lenguaje pictórico. Para Echaurren, el arte ya se había transformado en una plataforma para hablar de todo, desde una perspectiva lúdica, toda vez que lúcida, en palabras del crítico Giuliano Briganti.
En los años 77 y 78, al alero del movimiento artístico y político indiani metropolitani, que buscó actualizar los lenguajes de las vanguardias artísticas, Echaurren suspendió su carrera de pintor para dedicarse a ilustrar las páginas de la revista Lotta Continua -órgano del movimiento marxista libertario del mismo nombre-, incursionando de lleno en las artes aplicadas y en géneros como el cómic. Esta experiencia será decisiva en la década siguiente, cuando la fusión entre vanguardia y cultura popular se exprese por completo en su obra, “de acuerdo al ideal de un arte abierto a todos”, dice Ortega-Márquez.
Es en esta época, los ’80, en que desarrolla con más intensidad sus collages, con claras referencias al futurismo italiano, al tiempo que se acerca al lenguaje pop, sin dejar de lado la carga política, con trasfondos como la caída del muro de Berlín.
A lo largo de toda la muestra, y de acuerdo a la curadora, el público podrá ver claros hilos conductores u “obsesiones temáticas”: el horror vacui, la representación de la muerte, la música, la naturaleza, la representación del signo, máscaras-personajes y Roma. Su producción más reciente -en la que el artista adoptó definitivamente los grandes formatos- se establece bajo las claves de una crítica ácida al arte, al mercado y, en términos generales, al “sistema”.
En relación a este tránsito, señala el director del Museo Nacional de Bellas Artes, Roberto Farriol: “La proliferación y repetición de signos, en la obra de Echaurren, se podría interpretar como una preocupación que pasa más bien por la formulación de operaciones sobre un sistema del arte fatigado; una suerte de resistencia al olvido de las concepciones vanguardistas, como parte de una crítica a una industria cultural cautiva del mercado”.
Actividades de mediación y educación
El equipo de Mediación y Educación del MNBA ha organizado un calendario de visitas mediadas a la exposición, que considera la inscripción de delegaciones de martes a viernes y visitas sin inscripción previa a público general los fines de semana (reservas e información al correo mediacion.educacion@mnba.cl).
La muestra será también parte de la programación de los talleres de vacaciones de invierno “El museo (re)creado”, que se realizarán entre el 12 y el 15 de julio y entre el 19 y el 22 de julio, en versiones para niños de entre cinco y diez años y jóvenes entre 11 y 17 años. Los talleres son gratuitos y el cupo para cada taller es de 25 participantes, los que se completan por orden de inscripción.
Hasta agosto
Make art not money se exhibirá hasta el domingo 21 de agosto en la Sala Sur , en el primer piso del MNBA, y la entrada es gratuita.
Más información en MNBA.