Desde hace más de 30 años que hemos estudiado, analizado y auditado encuestas y hemos llegado a la conclusión que solo por azar las respuestas coincidirán con lo que finalmente ocurre cuando se pregunta sobre hechos futuros en cuestiones: políticas, las referidas a diferentes industrias o de otra naturaleza.
Las respuestas que dan las personas no se pueden referir a lo que ocurrirá en el futuro porque no lo conocen. Las respuestas se pueden referir a lo que las personas o los expertos encuestados creen que va a ocurrir, a lo que les conviene que ocurra o, por último, dar una respuesta que “los deje bien” delante del encuestador u otras razones. Lamentablemente las respuestas de este tipo no tiene en si la certeza de lo que ocurrirá y, por lo tanto, lo más seguro es que los resultados no coincidan con lo anticipado. Lo anterior parte de la base de que: “el futuro no existe y es desconocido”. Aceptar esto requiere humildad y sabemos que es difícil dejar de lado nuestra soberbia profesional y aceptar que nos equivocamos.
La demostración más clara y rotunda está en lo ocurrido con el resultado de consultas como el Brexit, el plebiscito de paz en Colombia y, en los recientes los resultados de la elección presidencial en los Estados Unidos de Norteamérica.
Como no se equivocan las encuestas, sino quienes las formulan y o emiten afirmaciones a partir de ellas. Creemos muy recomendable realizar -con humildad profesional- una revisión crítica por parte de los diferentes actores que concurren a la industria de los pronósticos y análisis del futuro en particular sobre sus métodos y causales de tanto desacierto.
Para anticipar el futuro hay que tener mucho cuidado y aunque siempre es incierto, existen mejores métodos que las encuestas para hacerlo. Y por eso, insistimos que las universidades deberían tener programas de formación superior ad hoc donde se enfatice el estudio y formación sobre los futuros y sus métodos de anticipo.
“En estos asuntos de futuro y pronósticos políticos a base de encuestas no hay sorpresas sino… perplejos y sorprendidos”
El contenido vertido en esta Carta al director es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.