Bajo el lema “Science, not Silence” (“Ciencia, no silencio”), 75 mil personas se reunieron en Washington DC (EE.UU), en el principal evento de March for Science. La protesta mundial se inició en Australia y se extendió a lo largo del día por ciudades de Asia, Europa, África y América. Los más de 600 actos de manifestación se hicieron con el objetivo de revindicar el rol de la ciencia en el desarrollo global.
La iniciativa, que surgió como respuesta a las políticas de invisivilización sobre temáticas como el cambio climático aplicadas por Donald Trump, tuvo su versión en Chile, así como en México, Costa Rica, Argentina, España, entre otros países.
La movilización chilena estuvo presente en Antofagasta, La Serena, Valparaíso, Santiago, Concepción, Valdivia y Punta Arenas. Esto porque si los recursos para hacer ciencia son limitados en la Región Metropolitana, en otras localidades de Chile son insuficientes.
Asimismo, la demanda por un trabajo estable que vincule al investigador de forma permanente se vuelve algo inalcanzable, esto a pesar que quienes están en esta labor tienen más de 10 años de estudio, investigación y docencia.
Sofía Valenzuela es profesora de la Facultad de Ciencias Forestales e investigadora del Centro de Biotecnología de la Universidad de Concepción, ella dice que la discusión sobre recursos para el desarrollo científico debe incluir a las regiones, puesto que hasta el momento ellos son tercerizados, porque las reuniones donde se deciden estas temáticas tiene lugar en Santiago y no se involucra a quienes están desarrollando conocimiento en regiones.
La académica de la Universidad de Concepción reclama porque “hay una gran distribución de los recursos en Santiago y pocos a regiones, siendo que Concepción es una de las ciudades con más recursos después de Santiago. Cuando se empieza a discutir sobre el Ministerio de Ciencias hay pocas voces de la gente de regiones, porque es más fácil armar reuniones en la capital con gente de ahí, que invitar a gente de regiones, por lo mismo estamos subrepresentados en estas iniciativas que se están llevando a cabo”.
Esta manifestación es parte de una lucha que viene hace más de una década, puesto que darle gobernanza al conocimiento es una necesidad fundamental para el desarrollo de políticas públicas que aborden las diferentes necesidades del Estado desde una visión transdisciplinaria de conocimiento.
La profesora Valenzuela dice que la creación de un Ministerio de Ciencias es fundamental para el desarrollo de esta área, pero que debe abordarse desde los investigadores jóvenes que necesitan un espacio para desarrollarse luego de estar por tantos años estudiando.
La investigadora del Centro de Biotecnología de la UdeC plantea que esto “es un círculo vicioso. Estamos subrepresentado en la toma de decisiones cuando hay financiamiento y se definen determinadas áreas, normalmente áreas que tienen mayor visibilidad en Santiago y no tanto en regiones, yo creo que ahí hay un trabajo que hacer”.
“No sé si el Ministerio de Ciencias, con esta especie de seremis o macrozona que supuestamente va a tener, se podrá resolver este problema de recursos, estrategias y líneas en que las regiones deberíamos desarrollarnos. Porque no es lo mismo hacer ciencia en Santiago donde hay algunas áreas que se ven súper claras, como biomédica , computación o tics , que en regiones, donde podríamos apuntar más hacia el desarrollo de recursos naturales”.
La Universidad de Concepción recibirá a Mario Hamuy, presidente del consejo de Conycit dentro de esta semana. Tanto académicos como estudiantes esperan a la autoridad para presentarle la discusión que se ha generado respecto a la creación del Ministerio de Ciencia y Tecnología, y de esta forma , emplazarlo a que exista una mayor consideración de las regiones en este proyecto nacional.
Por su parte, Roberto Bobadilla, gerente general de Cells for Cells, compañía dedicada a la biotecnología en Chile explica que “actividades productivas como la minería, la acuicultura y forestal, si mantienen actividades productivas del siglo pasado, efectivamente van a ser muy consumidoras de energía y de agua, altamente impactante en el medioambiente. Pero si a eso se le mete investigación, desarrollo y tecnología, esas mismas actividades van a ser igualmente productivas, pero con menor consumo de energía, con menor consumo de agua, con menor impacto ambiental. En el fondo, lo que se ve como una actividad productiva y contaminante se puede trasformar en una actividad mucho menos dañina”.
La reivindicación del rol de la ciencia es el factor que, a juico de los científicos, podría aportar en el desarrollo del país, puesto que de esa manera se podría integrar la opinión y trabajo de los expertos en la discusión de políticas públicas, proyectos de desarrollo industrial y empresarial.