En 2016 la Cátedra Indígena de la Universidad de Chile convocó a un Taller de Arte en el que participaron poetas, artesanos y cineastas indígenas.
La reunión tuvo por objetivo debatir sobre las experiencias de los creadores en el país, sin embargo, la convocatoria fue más allá y dio origen al libro El bosque de la memoria: reflexiones y testimonios sobre arte indígena.
El volumen comprende 18 relatos entre los que destacan David Aniñir, gestor cultural, poeta y autor del libro Mapurbe (2005, Odiokracia Autoediciones); Camila Huenchumil, actriz y directora de teatro; Claudia Huaiquimilla, cineasta y directora de la película Mala Junta; Joel Maripil, compositor e investigador musical; y Loreto Milllalén, artista visual y tejedora mapuche, entre otros.
“El mérito de El bosque de la memoria es que reúne el testimonio de un grupo muy especial y selecto de indígenas que están insertos en diferentes actividades artísticas. En este momento ellos son el grupo más público, más reconocido. Entonces, el texto sin querer visibiliza a estas personas que están en lugares diferentes”, comenta sobre el texto Claudio Millacura, coordinador académico de la Cátedra Indígena de la Universidad de Chile.
En sus páginas el ejemplar revisa la relación de los creadores con el Estado, la realidad de las mujeres en el arte indígena y la urbanidad como un nuevo espacio de resistencia para las comunidades, entre otros puntos.
“La ciudad para el artista es el medio para lograr que se envíe un mensaje de reivindicación de la memoria, la historia y la situación que hoy viven los pueblo indígenas. La ciudad no es un fin. Ahí viene la reflexión sobre que gran parte del gran público de estos creadores no se encuentra en Chile, sino que afuera. Por eso es que muchas veces las obras no pasan por lo local, porque están sostenidas en un nivel más macro, con otros países, con otros grupos”.
Creadores, no artistas
Según Millacura, una de las reflexiones en el arte indígena tiene que ver con el rol de los autores. “A diferencia de un artista tradicional, los creadores de los pueblos originarios no están por masificar sus piezas. El artista indígena busca procesos de reconocimiento, pero no un reconocimiento personal, sino que un reconocimiento a su historia y biografía. En este sentido, muchos de ellos no se consideran artistas, sino que creadores”.
“Las obras de artistas indígenas van más allá de cuestiones abstractas o meramente valorativas como bonito, feo, rojo o blanco. Detrás de estas manifestaciones siempre hay memoria, historia, un relato que tiene que ver con la situación de violencia y discriminación que hoy viven los pueblos indígenas”, sostiene el académico.
Frente a este punto, Millacura indica que en el arte tradicional la obra adquiere vida propia, por lo que muchas veces no es relevante para la interpretación conocer la biografía del autor. Por el contrario, las obras indígenas están fuertemente influenciadas por la historia de sus creadores. “La obra va de la mano de la biografía del autor. Sin ese nexo, es difícil comprender”, explica el catedrático.
El bosque de la memoria: reflexiones y testimonios sobre arte indígena puede adquirirse de manera gratuita, dirigiéndose al sitio web de la Cátedra Indígena o a través de las redes sociales de la institución.