Señor Director:
Le ruego hacer llegar al Señor Juan Carlos Claret la nota siguiente :
Estimado Juan Carlos Claret, su artículo publicado por el Diario U de Chile, el 11 de Junio 2018, es el primero, que yo sepa, que evoca la necesidad de que sea la comunidad quien adopte las medidas necesarias para resolver el problema de las violaciones y actos de pedofilia cometidos o encubiertos por obispos, sacerdotes y religiosos en nuestro Chile. Aun más, usted afirma que es la comunidad de Osorno la que con su comportamiento, sus manifestaciones y su repudio a Juan Barros está ya, de manera pionera, tomando medidas en este sentido.
Efectivamente hace un momento que se pasó la hora de que este muy serio problema sea tratado no solo con el remplazo o el alejamiento de los hechores o encubridores sino con una medida de fondo que no solo manifieste el rechazo de la comunidad de estos actos sino que suprima su repetición: no solo el tratamiento del mal sino también su prevención.
Esperar solamente las soluciones del Papa o de sus enviados es adotar la actitud tipica de niños que esperan que sus padres o sus profesores hagan lo necesario frente a estos actos negativos.
La actitud del Papa, la renuncia del conjunto de los obispos y la desaparición de Juan Barros indican que es el momento de devenir adultos en la Iglesia de Jesús.
Estoy seguro de que usted y muchos saben el mecanismo histórico que ha permitido pasar de Jesús Nazareno y de Simón Pedro a la situación actual de la Iglesia.
Usted sabe que a la muerte de Jesús, Saulo-Pablo, ciudadano romano y militar que no conoció a Jesús, toma la dirección de las iglesias nacientes, lo que explica la presencia en el Nuevo Testamento de las epístolas o cartas de Pablo a las iglesias.
Trecientos años después de la muerte de Jesús, el emperador romano Constantino se da cuenta que los cristianos son cada vez mas numerosos, se mantienen unidos y activos, lo que lo convence de la importancia política de este grupo. Sin ser bautizado, Constantino convoca a los obispos al concilio de Nicea donde la divinidad de Jesús deviene dogma de fé. Constantino y luego Teodosio imponen la religión cristiana como religión oficial del imperio romano, nombran gobernadores cristianos y organizan la iglesia yendo hasta decidir los ornamentos del culto: mantuvieron aquéllos que la población romana ya conocía, con el objeto de facilitar la aceptación de la nueva religión, cuyo jefe, en la práctica, era el emperador. Las legiones extendieron el imperio y con él su religión oficial. Asi llego a España y más tarde a América Latina y a Chile.
Se puede decir que Pablo, Constantino y Teodosio organizan la iglesia tal como la conocemos hoy.
Estoy en completo acuerdo con lo que usted dice : Es la comunidad la que debe resolver SU problema y mantenerse unida, activa y atenta, como cada uno de sus miembros hace con sus problemas personales. Si se le acuerda al Papa el perdón que pide y si se colabora con obispos, sacerdotes y religiosos pero se participa como adultos en la Iglesia de Jesús, se estará dándole un desenlace contructivo y positivo a estos hechos lamentables y demasiado numerosos.
Dos objetivos parecen indispensables : La supresión de la imposición desde el siglo XII del celibato que Jesús no predicó y la lucha contra la homofobia predicada por Pablo y no por Jesús, que conduce a muchos homosexuales a refugiarse en el celibato para ser respetados socialmente.
Acepte mi deseo de éxito a usted y a la comunidad de Osorno por lo que están haciendo.
Lo saludo atentamente
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