Pueblos impotentes


Martes 3 de julio 2018 9:08 hrs.


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Señor Director:

Son numerosos en nuestra época los pueblos impotentes  y que parecen haber perdido toda capacidad de decisión respecto del presente y de su futuro . Contrariamente a lo que se puede pensar  no se trata de los naciones más pobres como las africanas que gracias a la juventud de sus poblaciones pueden aún albergar esperanzas . Se trata de pueblos algunas veces con una larga historia y que no padecen problemas de sobrevida ni aún menos de hambre.

 Se trata por ejemplo de Grecia, que se acostumbra a presentar como la cuna de la democracia y que sin embargo  desde hace 10 años ha perdido toda soberanía pues está bajo la tutela financiera y política de los bancos internacionales, de la Unión Europea y del FMI. Son ellos que toman las decisiones que implican una cesantía endémica, una emigración masiva de sus jóvenes, la pobreza de sus viejos y el desmoronamiento los servicios sociales , la salud en particular. Todo ello con la complicidad de la casta política dirigente que se reserva los privilegios en pago de su servilidad frente a las organizaciones internacionales.

Aunque parezca paradojal  debiéramos incorporar también en la lista de los pueblos impotentes a otros países europeos que, aunque gozan  de una situación mejor que la de los griegos, son también el objeto  sistemáticamente de políticas que  reducen  la protección de  los trabajadores en materia de salud, de jubilaciones y de remuneraciones  y buscan privatizar los servicios públicos, como en estos días lo está haciendo el gobierno francés con el transporte ferroviario y con la venta de los aeropuertos. Todo esto a pesar de la oposición de los sindicatos y de una parte de la población. Pero la voz de ésos y de ésta no cuentan cuando una camarilla neoliberal se apodera del Estado para salvaguardar sus intereses de clase.

Como no pensar también en la dramática impotencia nuestra en que después de 16 años de dictadura y casi 30 de remedo democrático la soberanía popular está convertida en polvo o expropiada por las castas –económica, política, militar- que han vaciado las instituciones de toda su significación para repartirse en toda impunidad la torta y  sus migas, al mismo  tiempo que alienan nuestro país poniéndolo al servicio de las multinacionales y del imperio.

Pueblos impotentes pues dominados por oligarquías caníbales que en su desenfreno de ganancias no vacilan en consumir  las fuerzas de hombres y mujeres de trabajo. Pero como para todo hay un fin quizás éste sea el de unos caníbales comiéndose entre ellos después de habernos deglutido o  la rebelión definitiva y violenta de los desposeídos .

El contenido vertido en esta Carta al director es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.

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