El presidente hondureño, Orlando Hernández, habría informado al vicepresidente norteamericano sobre un plan financiado desde Venezuela para que grupos de izquierda alentaran la masiva migración hacia los Estados Unidos y que hoy conforman una caravana que integran unas 7 mil personas, según cifras de Naciones Unidas.
Pence sostuvo que “el presidente de Honduras me dijo que fue organizada –la caravana- por grupos izquierdistas de su país financiado por Venezuela y enviados al norte para desafiar nuestra soberanía y nuestra frontera. Vamos a hacer todo lo que esté a nuestro alcance para impedir que esta caravana llegue al norte y viole nuestra frontera”.
Lo cierto es que hasta ahora la masiva caravana que partió desde San Pedro Sula, en el sur de Honduras, ya está en territorio mexicano enfrentando las dificultades del clima con altas temperaturas y también intensas lluvias.
Entre los cientos y cientos de migrantes se cuentan además de hondureños a guatemaltecos y salvadoreños, todos pregonando que su caminata de miles de kilómetros es motivada por las precarias condiciones de vida en sus naciones de origen producto de la violencia y la pobreza.
También se ven personas mayores, madres con sus hijos, mujeres con niños enfermos y otros que requieren tratamiento médico que no pueden asegurar en las naciones centroamericanas perjudicadas por políticas económicas que mantienen los ingresos por debajo de lo necesario para sobrevivir.
Por ejemplo, ya en enero de este 2018 el titular del Foro Social de la Deuda Externa de Honduras, Nelson García, daba cuenta que el año pasado terminó con unas 250 mil personas más bajo la línea de la pobreza, los que se sumaron a los más de seis millones de hondureños en esta condición. El país del istmo tiene 9 millones 265 mil habitantes, es decir, un 61 por ciento de los hogares vive en la pobreza.
Similar es la situación de la vecina Guatemala. En noviembre de 2017 el entonces alto comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Zeid Ra’ad Al Hussein, daba cuenta que el 83 por ciento de la población de este país vive en la pobreza extrema.
“El 46,5 por ciento de los niños y niñas menores de cinco años padece desnutrición crónica, afectando no sólo su salud física sino también sus oportunidades de vida”, precisó el funcionario en aquella oportunidad.
Al Hussein agregó entonces otro hecho que no es ajeno a los demás países latinoamericanos en mayor o menor grado: “Sólo una pequeña minoría concentra el poder económico y político, pero la gran mayoría del pueblo y particularmente las mujeres, los indígenas, afrodescendientes, migrantes y personas con discapacidad sufren no solamente la pobreza, sino también la discriminación, la impunidad, la corrupción y las violaciones de derechos humanos”.
De hecho, en 2017 se reportaron 500 casos de femicidios en Guatemala, mientras que en enero de este año se anotó un incremento del 34,4 por ciento de los crímenes de género respecto del mismo mes del año anterior.
Por eso a los 7 mil hombres, mujeres y niños que iniciaron su procesión el 13 de octubre, se sumarán otros cientos que ajustan los preparativos en El Salvador y que saldrán con destino a los Estados Unidos el fin de semana venidero.
Desde Washington se escuchan las amenazas. El presidente Donald Trump insistió en recortar la asistencia de la potencia a las empobrecidas naciones sureñas, además de poner en alerta a la Patrulla Fronteriza y anunciar el envío del ejército para evitar el ingreso de tanto miserable. “¿Cuántas tropas está dispuesto a enviar a la frontera?” le inquirió un periodista del diario USA Today. “Las que sean necesarias”, respondió el mandatario.