La exhibición se divide en cuatro partes que muestran los elementos que mejor definen la mirada de Eduardo Vilches sobre el arte. En la primera se exponen diez dibujos (grafito sobre papel) que retratan un paisaje de acantilados y que fueron hechos en el año 1960.

Luego se observa la serie de las ventanas realizadas entre 1983 y 1984. Se trata de seis fotografías de gran tamaño que retratan una de las ventanas de su casa en Ñuñoa en distintos meses y horas del año.

La anterior da paso a la tercera parte, donde se expone una colección de objetos personales del artista, entre ellos tres crucifijos de madera, una botella de barro cocido de Quinchamalí y un sifón de agua.

La última parte está compuesta por un video-performance llamado Relato del Bosque, que en 30 minutos muestra a Eduardo Vilches recorriendo y mostrando las intervenciones que ha realizado en el bosque, como si dibujara con su marcha el itinerario de su propio pensamiento visual.

La exhibición estará abierta hasta el 27 de enero de 2019. En forma complementaria se realizarán dos talleres para niños, una conversación y visitas guiadas para el público general todos los sábados.