“Es una tragedia que nos duele mucho. Estamos aquí para brindar todo el apoyo, el auxilio a los pobladores, a los afectados, a las víctimas”, dijo a periodistas el presidente Andrés Manuel López Obrador, al visitar la zona del desastre, en la localidad de Tlahuelilpan, Hidalgo.
Agregó que la desgracia “no cambia” su estrategia contra el robo de combustible y más bien demuestra “desgraciadamente” la necesidad de mantenerla. “Vamos a continuar hasta erradicar esta práctica”, añadió.
Antes de que se extinguiera el fuego, una enorme llamarada y una columna gigantesca de humo se erigían sobre la zona de la explosión, mientras numerosos vehículos de emergencia rodeaban el perímetro.
El fuego se originó en torno a una fuga de gasolina que había atraído a decenas de pobladores de la zona que se abastecían de hidrocarburo.
El ducto de Tuxpan-Tula es uno de los principales blancos de los saqueadores, quienes vuelven a drenarlo cada vez que se intenta reanudar su operación, explicó el director de Pemex, Octavio Romero. La compañía reportó también que atendió otro incendio por toma clandestina en una zona desierta del estado de Querétaro (centro), por lo que no existía riesgo para la población.
Ofensiva contra el “huachicol”
El plan contra el robo de combustible, conocido popularmente como “huachicol”, es la primera gran ofensiva de López Obrador contra el crimen desde que asumió la presidencia el pasado 1 de diciembre.
En los últimos días, advirtió repetidas veces a la población que no se arriesgue ni se haga cómplice de esta actividad.
El delito le ha generado al país pérdidas anuales por unos 3.000 millones de dólares en 2017 y 2018, según cifras oficiales.