A diferencia de otros continentes, la Antártica no tuvo población humana previa a la llegada de las comunidades científicas y militares que hoy la habitan. Esto, para la antropóloga social de la Universidad de Chile, Florencia Vergara, es un buen punto de partida cuando se trata de analizar cómo se desenvuelven hoy estas personas en un ecosistema que comparten con otros seres vivos.
Claudia Maturana, licenciada en biología de la Universidad de Chile, también ha visitado dicho continente en cinco oportunidades en los últimos diez años investigando organismos de agua dulce. Ella, en conversación con Diario y Radio Universidad de Chile, contó cómo es adaptarse, por ejemplo, a dinámicas propias de la armada y a la vez desarrollar las investigaciones.
La comunidad científica y militar en la Antártica, según comentaron ambas investigadoras, suelen estar en bases o en buques militares, pero en ambos casos los fenómenos sociales pueden ser parecidos.
Para Vergara, quien justamente desarrolla una investigación sobre la optimización de la salud en la Antártica, los científicos suelen lidiar con el aislamiento o la irritación a través de mecanismos obtenidos en sus años de experiencia.
“Esa base está llena de dinámicas socioculturales muy interesantes. Lo que a mí me sirvió es que los científicos y científicas que van para allá, ya tienen en su cabeza una serie de mecanismo y cuidados previa al terreno antártico. La gente que puede ir hacia allá es gente muy especializada”, comentó la antropóloga.
Maturana, cuya laboral se realiza mayormente en buques, dice que allí hay que saber enfrentarse principalmente a la frustración de no tener la suficiente logística para llegar a ciertas zonas y tener que esperar a estar en tierra para realizar los muestreos científicos que, finalmente, son el objetivo se sus investigaciones.
“En la última década me pasó mucho eso, no me pude bajar mucho, tuvimos hartos días de navegación y en los cuales solo pude bajar dos o tres veces. Puede ser algo muy romántico lo que digo, pero cuando uno baja y muestrea todo, vale la pena”, indicó la investigadora.
Finalmente, Maturana dio luces de la investigación que se encuentra realizando, centrada principalmente en el estudio de copépodos, organismos de agua dulce abundantes en la Antártica. Según comentó ella, el cambio climático que vivimos, por lo menos para esta población, les está generando nuevos espacios para habitar y la idea es comprender como fue su adaptación desde la prehistoria para así obtener datos de cómo enfrentarán el futuro.