En primera persona: el bolero según Lucho Gatica

A través de su propio testimonio, un nuevo libro aborda la trayectoria del cantante fallecido a fines del año pasado. “No fue solo un ídolo, sino un cantante y músico”, recalca el periodista David Ponce, autor de la publicación.

A través de su propio testimonio, un nuevo libro aborda la trayectoria del cantante fallecido a fines del año pasado. “No fue solo un ídolo, sino un cantante y músico”, recalca el periodista David Ponce, autor de la publicación.

La portada lo advierte: Lucho Gatica cuenta el bolero es un relato centrado en la música. Más allá de las anécdotas, celebridades y cifras, es la historia de un intérprete y su devoción por la canción. No por cualquiera, tampoco: específicamente por un género que forma parte de la identidad latinoamericana.

“Una postura acrobática y gimnástica”, es la descripción que el periodista David Ponce, autor de la publicación, utiliza entre risas para la imagen que se ve en aquella portada. Con camisa, peinado impecable y sonrisa inconfundible, Lucho Gatica extiende su mano izquierda sobre la guitarra y el dedo meñique se estira hasta el cuarto espacio.

Hay muchas fotos de él tocando. Esa la eligió el diseñador, Misael Godoy, pero no es casual que sea la portada porque de eso se trata el libro: Lucho Gatica hablando de música”, admite Ponce, un periodista que desde los ‘90 ha reporteado para infinidad de medios y que tiene varios libros a su haber.

“No cuesta trabajo darse cuenta de que él no era un producto para fans, era un músico. Hay videos en Youtube, ya en su madurez, donde aparece cantando boleros con guitarra, tocando bacán. No eran acordes mayores no más, hacía sus séptimas menores, tenía una cierta exquisitez, y quise llamar la atención sobre eso: Lucho Gatica no es solo un ídolo, es un cantante y es un músico”, profundiza.

portada

Detalle de un LP de Lucho Gatica. Imagen: gentileza Cuaderno y Pauta.

Detalle del LP El gran Gatica!. Imagen: gentileza Cuaderno y Pauta.

El origen de Lucho Gatica cuenta el bolero se remonta a una entrevista realizada en 2007, que en gran medida permaneció inédita hasta ahora. Una década después, David Ponce retomó ese material y dio forma a un libro que es el primer título de su propia editorial, Cuaderno y Pauta.

“Esa entrevista fue sumamente subutilizada y me daba cuenta de lo interesante que era esa oportunidad de hablar en primera persona con la leyenda. Sus gustos, cómo elegía el repertorio, sus influencias. La única razón por la cual hice este libro es porque tenía esa base”, dice.

Así, en poco más de 200 páginas, el volumen aborda la infancia de Lucho Gatica, sus inicios en la música, su ascenso como estrella de la canción y su impacto en Latinoamérica y el resto del mundo. Prologado por Valentín Trujillo, incluye también numerosas fotografías, una antología de casi 50 canciones y semblanzas de 36 autores de boleros con los que trabajó el cantante fallecido en noviembre de 2018, a los 90 años.

Lo central, sin embargo, es el testimonio: “Siempre tuve claro que iba a ser en primera persona”, subraya David Ponce. “Con el tiempo me di cuenta que era necesario agregar contexto y para eso revisé cancioneros del sello y revistas de la época. Pasé muchas horas en el (Persa) Biobío comprando revistas, hojeando una por una y buscando el artículo, la nota, el párrafo, la foto de Lucho Gatica”.

Has entrevistados a muchos músicos con estatus de “leyenda”. ¿Por qué Lucho Gatica?

Porque me interesa la música chilena, así que todas las “leyendas” extranjeras que puedo haber entrevistado me dan un poco lo mismo. Dentro de la música chilena, pocos tienen la estatura de él. Nunca entrevisté a Violeta Parra, nunca entrevisté a Antonio Prieto, pero entrevisté a Lucho Gatica dos veces y en una tuvo la deferencia de hablarme tanto y decir cosas tan interesantes, que era medio criminal no hacer un libro con ese material. Me decía, “¿por qué lo tengo guardado?”.

¿Por qué te interesaba tanto que fuera en primera persona?

Porque me gusta que hablen las personas que tienen la propiedad para hacerlo, por eso soy entrevistador más que entrevistado. Si se explayaba sobre aspectos como su carrera en México y España, los discos, los sellos, las orquestas, en fin, estaba de cajón que fuera un libro lo más testimonial posible.

Es un patrón en mi pega como periodista, en realidad. Me tiene que parecer muy atingente lo que yo pueda decir para atreverme a escribir una tesis o algo así. Puede parecer falsa modestia, pero es absolutamente verdadera. Hay tanta gente más preparada, que ha estudiado musicología, historia, antropología, sociología. Yo me devoro los libros que escriben esas personas, pero no puedo hacerlos. Me gusta mucho más ser un periodista, un reportero, que hacer un libro más académico.

Además, Lucho Gatica era un gran narrador de historias, ¿no?

Sí. El enfoque es súper musical y no me interesa tanto la parte anecdótica, si Ava Gardner efectivamente lo vio en un club y dijo que apagaran el extractor porque quería escucharlo. Me importaba más preguntarle por el disco del ‘59, entonces me tienen sin cuidado Ava Gardner o sus novias. Aun así, con esa mirada casi aburrida mía, es imposible filtrar su simpatía innata. Contaba las cosas de una manera muy divertida, conectaba a los personajes increíbles que conoció en su vida, tenía una cosa como de aristócrata de la farándula bien entendida de su tiempo, entonces es apasionante en ese sentido. Aunque uno tuviera una mirada solo musical, eso está ahí y me encanta cómo él escenifica los diálogos. Las mejores partes son cuando habla Lucho Gatica, ahí está la vida del libro.

Lucho Gatica actuando en Discomanía, en 1956. Imagen: gentileza Cuaderno y Pauta.

Lucho Gatica actuando en Discomanía, en 1956. Imagen: gentileza Cuaderno y Pauta.

¿Por qué crees que Lucho Gatica tuvo tanto impacto? ¿Qué aspectos musicales lo distinguieron tanto? ¿Fue esa forma de “contar” el bolero?

Está muy documentado que Lucho Gatica sacó provecho de una manera diferente de cantar. Varios autores dicen que antes había una serie de cantantes muy líricos y vibrantes, todo lo contrario a Lucho Gatica, que susurraba y era más próximo. Contaba y hablaba el bolero, como dice Valentín Trujillo, que es de donde viene el título del libro. Además cantaba lento, se retrasaba respecto de los acordes, que es un juego llamativo que fue acentuando con el tiempo.

Esos son rasgos más técnicos, pero creo que en último término no explica todo. Yo no lo puedo responder en el libro porque tendría que haber estado ahí, pero ¿qué hace cuando llega a México? Él dice que estuvo cantando un mes en la boite del hotel Regis, ¿cómo consigue ese contrato? ¿De verdad llegó con una mano adelante y otra atrás a tocar las puertas? Él cuenta que se demoró como un mes en grabar y hay dos hits absolutos, “No me platiques” e “Historia de un amor”, pero hay otras canciones que pasaron sin pena ni gloria, aunque son muy bonitas. Hay cierta dificultad que debió sortear y también tiene relación con esa insistencia.

Por último, se puede deducir: es un tipo que sale de Chile y conquista a toda América. Hay un hambre y creo que esa es la explicación, más que cualquier aspecto musical. Estoy especulando, pero cuando uno ve que Lucho Gatica mandaba cartas a Radiomanía desde cada ciudad en la que estaba para decir que lo estaba pasando súper bien pero echaba de menos Chile, ve que era un relacionador público de sí mismo. Estaba direccionado, era un hombre nacido para ser una estrella.

El gran Gatica

Lucho Gatica cuenta el bolero, de David Ponce, está disponible en La Tienda Nacional (Merced 369, Santiago), en Discomanía (21 de mayo 583, local 894, Pza. de Armas) y en cuadernoypauta@gmail.com.





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