Hace 30 años, un 4 de septiembre de 1989, fue asesinado Jecar Negme Cristi.
Sus asesinos siguieron las órdenes de Augusto Pinochet Ugarte y del director de la siniestra Central Nacional de Informaciones (CNI), General Gabriel Urzúa.
Su brutal crimen, que conmovió al país, fue perpetrado por oficiales del ejército en funciones pertenecientes a la Brigada Azul de la CNI: el Jefe Metropolitano de la CNI Brigadier Enrique Laddy, los coroneles, Pedro Guzmán Olivares y Jaime Norambuena, los capitanes, Silvio Corsini y Luis Sanhueza Ross y el Mayor Manuel Allende Tello. Todos ellos, recibieron sentencias irrisorias con penas remitidas de 3 a 2 años, e incluso de 541 días. Hoy se encuentran todos en libertad y en completa impunidad.
El vil crimen que terminó con la vida del joven vocero del Movimiento de Izquierda Revolucionaria y promisorio dirigente de la Izquierda Unida (IU), heredera del Movimiento Democrático Popular (MDP) fue el último asesinato en dictadura de un alto dirigente nacional de la izquierda chilena. Se produjo cuando Pinochet había sido derrotado en las urnas en el Plebiscito de 1988 y el país se preparaba para enfrentar elecciones presidenciales gracias a la tenaz lucha y movilización popular, la que si bien, no había logrado su completo derrumbe comenzaba a forzar el desplazamiento de la dictadura, abriendo una intensa puja entre la dictadura y las fuerzas democráticas.
Jecar era parte de aquellos militantes populares que se habían formado bajo dictadura en clandestinidad y al calor de la resistencia y la lucha social.
Neghme fue un líder emergente de la generación de los 80, de los que a pesar de la obscura represión, asesinatos y torturas y de la brutal aplicación del ajuste económico estructural neoliberal habían logrado insurgir en los finales de los años 70 y durante toda la década de los ochenta, participando activamente en la Resistencia y en la reconstrucción de las organizaciones populares, de los Comandos de Organizaciones Populares ( COP ) desde los territorios y regiones.
Fue parte de una generación que retomaba las banderas de la lucha popular, contribuyendo con coraje y decisión, con la reactivación de las organizaciones de trabajadores y estudiantes, con las luchas del pueblo mapuche y de los pobres del campo y de la ciudad con el movimiento poblacional y las tomas de terrenos, las organizaciones económicas populares y la educación popular.
Aquella vasta red de organizaciones de trabajadores, pobladores, campesinos estudiantes, organizaciones culturales y profesionales dieron origen a la más amplia y plural convergencia y Unidad Social en dictadura: la Asamblea de la Civilidad (AC) que convocó a grandes protestas nacionales y paros en contra de Pinochet y la imposición del modelo neoliberal de ajuste estructural salvaje
En el seno de esas luchas forjó Jecar su militancia revolucionaria y su liderazgo unitario y creador.
A pesar de los duros golpes sufridos por el Movimiento Revolucionario de Izquierda (MIR) Jecar aprendió a construir un “nosotros” desde una reflexión y lucha colectiva, aportando a ello una alta capacidad de sumar diversidades detrás de un propósito y de objetivos con generosidad, unidad y alegría de vivir.
Con la conformación del Movimiento Democrático Popular (MDP) del cual fue uno de sus voceros nacionales y luego en el proceso unitario que dio origen a la Izquierda Unida (IU) heredera de la UP y de la resistencia popular de los 80, conformada por fuerzas perseguidas y proscritas por la dictadura y su institucionalidad (IU: MIR, Partido Comunista, Partido Socialista de Almeyda, PSU, PS Histórico, Izquierda Cristiana, MAPU-OC, MAPU y PRSD.)
Jecar y las fuerzas de izquierda y organizaciones populares asumían en ese entonces la necesidad de derrocar a la dictadura y revertir el profundo proceso de privatizaciones y concentración de la economía instaurada a sangre y fuego por Pinochet impulsando una nueva institucionalidad nacida de una Asamblea Constituyente para elaborar una nueva Constitución que abriera paso lo que la IU definía como una democracia avanzada con un alto protagonismo popular para retomar la transformación socialista en el Chile de la postdictadura.
Frantz Fanon, emblemático luchador anticolonialista y antimperialista en su obra “Los Condenados de la Tierra“, inspiradora para generaciones de luchadores y movimientos de liberación señalaba que : “Cada generación, dentro de una relativa opacidad, tiene que descubrir su misión, cumplirla o traicionarla”. Jecar Neghme fue parte de una generación que aún en medio de una brutal y criminal dictadura descubrió su misión y fue consecuente y coherente en luchar por cumplirla.
A pesar de la adversidad, de la persecución y la muerte que lo acechó desde muy temprano luego del golpe militar con el asesinato de su padre militante socialista, nunca dudó en comprometerse, ni traicionó sus ideales y convicciones. Sus asesinos, agentes de un Estado dictatorial que impuso mediante el terror el capitalismo salvaje que predomina hasta hoy en nuestra patria, buscaron impedir físicamente que cumpliera su misión.
Pero Jecar sigue presente en el espíritu indomable, rebelde y creador de las nuevas generaciones que se incorporan a la lucha por otro Chile posible. Sigue también presente en nuestra generación de los 80, que tiene pendiente cumplir con su misión, recuperándose de tantas traiciones y renuncias, para retomar sus banderas y hacer posible un Chile solidario y socialista.
Hoy 4 de septiembre a 30 años de su vil y brutal crimen y a 49 años del histórico triunfo del Presidente Salvador Allende, recordemos y proyectemos el legado de vida y lucha de Jecar Neghme Cristi.