Las gigantescas movilizaciones ciudadanas de hoy en día han sido precedidas por múltiples manifestaciones de diferentes sectores de la sociedad que han ido de esa manera estructurando lo que se podría llamar la agenda de las reformas que necesita nuestro país.
Sin buscar establecer una jerarquía de las urgencias creo que los problemas que aquejan a nuestros niños , a nuestros jóvenes y a nuestros diplomados recientes debieran ser los primeros. Así debieran figurar entre las prioridades un programa de contrataciones masivas de profesores de básica y media para reducir a 20 o 25 alumnos cada curso de nuestros establecimientos municipales de manera de garantizar una educación de calidad.
En otro dominio ya se ha establecido un amplio consenso en lo que respecta a las aberraciones que acompañan el funcionamiento de las AFP y de las ISAPRES. Es hora pues que unas y otras sean el objeto de la intervención del Estado , una intervención que debiera tener por finalidad poner término a la lubricidad de quienes las controlan y a efectuar una redistribución de sus haberes entre cotizantes y jubilados , todo ello en la la perspectiva de su integración futura en unos vastos sistemas nacionales de previsión y de salud.
Sin duda estas reformas, y otras, no podrán alcanzar su plena realización sin una refundación completa de nuestra institucionalidad que permita expandirse la expresión de los anhelos que nuestra ciudadanía ha manifestado con tanto vigor en estos días.
El contenido vertido en esta Carta al director es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.