El 2 de junio de 2018 fue el primer Recreo. Desde las tres de la tarde y hasta bien entrada la noche, un colegio abandonado de Independencia acogió un festival que reunió a decenas de DJ, productores y colectivos de música electrónica.
“Nació un poco desde la improvisación”, recuerda Andrea Paz, DJ y productora activa hace más de una década en el circuito santiaguino y una de las tres organizadoras del evento, junto Karola Miranda y Daniela Hinojosa.
Lo que no sabían en esos días es que Recreo se iba a convertir en una reunión permanente, abierta a artistas de otros países y con un carácter singular. Lo hicieron otras tres veces en el mismo colegio, antes de trasladarse a una calle en los alrededores de La Vega, para otras tres fechas. Además, festejaron su primer aniversario en el Barrio Franklin y en diciembre pasado sumaron una actividad bautizada como Recreo Contención, vinculada con las protestas que sacudieron Chile desde octubre.
El próximo sábado 25 de enero será entonces la décima versión de Recreo y con un retorno al punto de partida: otra vez el patio escolar y las salas de ese colegio abandonado servirán como escenario para más de 40 artistas.
“Le volvimos a dar vida al lugar, era un muerto. No tiene luz ni agua, nosotros lo habilitamos cuando hacemos Recreo. Instalamos baños, electricidad, aseo, removemos escombros. Es una locura a nivel de infraestructura”, explica la autora de Cruz dimensional (2019), también gestora del sello Discos Pato Carlos.
Atom TM, Matías Aguayo, Matías Rivera, Diegors, Alejandro Paz, Der Nautilus, entre otros, animarán una jornada que comenzará a las tres de la tarde y se extenderá durante doce horas, en seis escenarios diferentes. “A esta edición quisimos ponerle showcase”, precisa Andrea Paz.
“A diferencia de otras ocasiones, en la parte del colegio que vamos a utilizar ahora hay muchas salas de clases. Aunque habrá un par de escenarios grandes, también hay muchas salas chiquitas y tomamos la decisión de utilizarlas para presentar una especie de catálogo de sonidos, para que la gente también pueda conocer diferentes proyectos”, detalla.
Lo que no cambia son las nomenclaturas del festival, dice Karola Miranda: “Que haya nacido en un colegio y se llame Recreo nos ha hecho seguir una línea conceptual, entonces tratamos de mantener los nombres. El laboratorio, por ejemplo, siempre tiene proyectos más experimentales; el patio siempre ha sido más para relajarse. Ahora seguimos la misma lógica”.
Según Andrea Paz, la idea es “que no se replique el mismo mood en los diferentes escenarios. No saturar, sino que sea como una degustación”, dice. “Como ir a la fábrica de chocolates”, añade su socia.
El festival se ha hecho en un colegio y en la calle. ¿Cuánto valoran la apropiación de esos espacios que son públicos o, al menos, no estaban destinados a escuchar música y bailar?
Andrea Paz: Tiene que ver con una visión como productoras, desde antes que naciera Recreo. Siempre hemos tenido una posición política dentro de lo que desarrollamos, convicciones en cuanto a lo que es el arte y lo social. Lo comercial nunca ha sido nuestra primera motivación, ganar dinero haciendo un festival. Surge desde otros lugares.
Karola Miranda: Es una apropiación de un espacio público o “residual”. Cuando usamos la calle no fue en La Moneda o en la Alameda, fue en La Vega. Eso le da un carácter a lo que estamos haciendo, porque nos apropiamos del espacio, de la historia del lugar y del material que encontramos para hacer los montajes. En el colegio hay sillas, mesas, materiales en construcción que nos van dando una estética. Tratamos de explotar eso y que hable de la historia del lugar.
AP: No es gratuito. Si hablamos del colegio, rescatamos cuál es la idea del colegio.
KM: Y cuál es nuestra opinión frente a la educación.
AP: A eso me refiero con lo político. En todas las capas hay una opinión, una forma de enfrentar la puesta en escena. El mismo nombre de Recreo tiene que ver con este espacio súper represivo que representa un establecimiento educacional: de uniforme, de sentarte en una silla, no moverte, donde el que habla o se ríe fuerte sale de la sala, toda esta idea de lo que para nosotros ha sido la educación. Como dice la palabra, este es un espacio para la recreación, soñar, reirnos, correr, bailar.
Santiago ha cambiado mucho en los últimos tres meses. ¿Cómo se relaciona el festival con el actual contexto social? ¿Hacen ese vínculo?
KM: Absolutamente. Como a la mayoría de la gente, con el estallido se nos dio vuelta la cabeza, nos replanteamos todo y lo único que nos nació fue hacer una versión a la que le pusimos “Recreo Contención”. Ahí nos enfocamos en cómo nos acogemos, nos abrazamos, nos queremos con nuestros amigos que participan como público o artistas. Hicimos actividades como yoga y una especie de cabildo, pero nos costó retomar el festival a nivel de celebración, por todo lo que está pasando. A la vez, nos dimos cuenta de que veníamos con esta idea más política de agrupar gente, generar sinergias, ser una plataforma donde todos los artistas son igual de importantes.
¿Se puede acercar Recreo a un público que no necesariamente es conocer de música electrónica?
AP: Una de las cosas que más rescato y me motivan a seguir trabajando es la energía y actitud que se genera en el festival. Hay un respeto del público hacia el lugar y el trabajo que hay detrás. A pesar del contexto de fiesta, es un público que realmente va por la música y eso hace que sea un lugar amable. Si eres una persona que no cacha nada y quiere ver qué onda, eres súper bienvenido. Siempre invitamos a la integración y a la colaboración, son banderas que hemos asumido desde un comienzo. Hemos invitado artistas transgénero o drags. En los Recreo del principio incluso había parejas con niños.
KM: Hay amigos que no son mucho de música electrónica y me han comentado que descubren un Chile que existe, que es muy transversal, que puede convivir de una manera amorosa y no se ve en la calle, no es visible. Nuestro mundo tiene mucho que ver con el arte, la publicidad, el teatro, gente que le gusta la música y no necesariamente la electrónica. En general, es transversal, amable. Y amoroso.
*Este artículo está basado en una entrevista que se emitirá a las 23 horas del lunes 20 de enero en el programa Pasaje Nocturno.