Seis toneladas de carbón se derramaron, esta semana, en la bahía de Mejillones. Esto, causado por un error humano en la descarga de un buque que pretendía abastecer de dicho combustible a las diversas empresas termoeléctricas de la zona.
Aunque el Seremi de Medio Ambiente de Antofagasta, Rafael Castro, aseguró que se activaron de forma efectiva los protocolos correspondientes para determinar a los responsables, los problemas medioambientales en la zona son mucho más complejos.
Considerando que el carbón es un compuesto con alta presencia de metales pesados como el níquel, vanadio, mercurio, entre otros, el investigador de la organización Terram, Hernán Ramírez, dio detalles de lo que un derramamiento de este tipo puede causar en el ecosistema marino.
“El fondo marino de Mejillones ya tiene altos niveles de contaminación marina. Así lo informa un estudio encargado por el Ministerio de Medio Ambiente y dado a conocer el año pasado. Allí ya se señalan procesos de acumulación de contaminantes en el fondo de la zona, por lo cual, el derrame de carbón viene a empeorar esta situación”, precisó.
En la evaluación posterior, organizaciones como el Centro de Investigación de Fauna Marina y Avistamiento de Cetáceos (Cifamac) han afirmado que el episodio en particular no ha afectado a la fauna de la zona. Sin embargo, no existen garantías de que esto no se vuelva a repetir.
Frente a esto, y en conversación con nuestro medio, la dirigente de la organización Mejiambiente, María Brevis, recordó que actualmente no existe una norma secundaria de aguas saladas, que sería vital en la fiscalización de este tipo de casos.
“No existen leyes que protejan ese tipo de vertimientos al mar. Entonces, nosotros como mejilloninos estamos pidiendo a la ministra de Medio Ambiente (Carolina Schmidt), que por favor se dicte una norma secundaria de agua saladas, que no existe. Hay una que está en proceso, que es una norma secundaria de aguas dulces en el lago Villarrica en el sur”, indicó.
La dirigenta, además, evaluó el impacto económico que dejan las empresas termoeléctricas en la comuna, y aseguró que es totalmente prescindible. Asimismo, criticó que las multas que se pagan por cualquier tipo de daño medioambiental no terminan inyectándose de vuelta en la localidad.
“Tenemos 42 empresas acá, 19 son centrales termoeléctricas, todos los permisos industriales, patentes, multas por vertimientos de carbón, se pagan en la casa matriz, o sea, en Santiago. Los permisos industriales se pagan allá, el impuesto verde también. Acá se pagan los permisos municipales, que pagan menos que un quiosco en la esquina”, enfatizó.
Por otro lado, Brevis también se refirió al anuncio del Gobierno en la COP 25 respecto de adelantar el cierre de cuatro termoeléctricas, dos de ellas (CTM 1 Y CTM2) ubicadas en Mejillones.
“El asunto es que, mientras se anunció esto, en meses anteriores se inauguró una central que juntaba a cinco termoeléctricas en una. Es la central a carbón más grande de Sudamérica. O sea, no ganamos nada; valoramos las otras que se cerraron en Ventanas y aquí, pero ahora tenemos cinco”, precisó.
Finalmente, hay que recordar que el Ministerio Público ha determinado un plazo de 30 días para la investigación por el derramamiento de carbón. Se sabe, además, que la Municipalidad de Mejillones presentó una denuncia en la Superintendencia de Medio Ambiente por este caso suscitado en el Terminal Graneles del Norte.