Domingo Saravia vive en un campamento instalado en las faldas del cerro La Ballena, en la comuna de Puente Alto, y si se le pregunta por cómo ha pasado estas últimas semanas de cuarentena total en la Región Metropolitana, lo primero que dirá es que le preocuparon más los días en los que aparecieron las primeras lluvias del invierno y que terminaron afectando parte de su casa.
Hasta el momento, en el campamento denominado La Cordillera no hay ningún caso confirmado de COVID-19, pero este no es un dato del todo exacto, pues ninguno de los vecinos ha podido realizarse la prueba de descarte, y sumado a esto, según comenta Saravia, las condiciones no son las adecuadas para cumplir con las recomendaciones da salubridad que sugiere el Ministerio de Salud.
“El agua vino este jueves, por ejemplo, en un camión. Nos vienen a dejar agua dos veces a la semana. En cada casa hay tambores de 200 litros y ahora el agua tiene que durar hasta martes. Tenemos que tratar de no desperdiciarla. Acá casi nadie está trabajando y sobrevivimos más que nada con ayuda que viene del exterior, de gente particular”, comenta Saravia a nuevo medio.
Es un dato cruel lo dice, puesto que, en Chile, diversos estudios demuestran que el consumo diario de agua es de 170 litros por persona. Algo que, en el caso de las familias de La Cordillera debe durar al menos por tres días, entre todos sus miembros y en plena crisis sanitaria.
Es probable que situaciones como ésta en la comuna de Puente Ato hayan terminado por colocarla en el primer lugar de la lista de casos activos de COVID-19, a nivel nacional –1331 casos activos y 7393 en total-, esto según el informe epidemiológico del Ministerio de Salud publicado durante la primera semana de junio.
Si bien algunos días antes de esta publicación parte de la atención mediática ya estaba puesta en Puente Alto, principalmente por las manifestaciones ocurridas en Bajos de Mena, para la dirigente social de dicha comuna, Macarena Gárate, esta situación se repite también en otros sectores.
“El hambre siempre ha estado, el tema es que ahora se hizo más visible. La gente perdió el miedo de salir a protestar. Hubo protestas en sectores que llevan muchos años botados. Acá, tanto el gobierno comunal, como el central, se preocupan solamente de Bajos de Mena, no dándose cuenta que Puente Alto no es solo eso, hay varios sectores vulnerables como Nocedal 1, 2 y 3, El Duraznal, El Molino, que son lugares emblemáticos y que no tienen que ver nada con Bajos de Mena”, asegura Gárate.
Ella misma ha podido conocer estos casos debido a la labor que desarrolla en un medio de comunicación comunitario llamado Radio 7 y en donde, al menos por estos días, los auspicios conseguidos están sirviendo para la instalación de ollas comunes en los sectores mencionados, porque hasta la fecha, el reparto de cajas de mercadería solo ha sido en Bajos de Mena.
“Hay hartas personas contagiadas que han llamado al Municipio, pero les han dicho que van a entrar en una lista de espera para que les lleven comida. Cómo sales a comprar si estás infectado, qué se hace. Yo les dejo comida a muchas personas que tienen COVID, voy a las rejas y ahí les dejo colgados los alimentos. Esas son cosas de las que debería hacerse cargo el Gobierno y el Municipio”, reclama.
Desde la Municipalidad, en tanto, la preocupación por estos casos existe, según el concejal de la comuna, Luis Escanilla, así como las limitaciones en la cantidad de recursos con los que cuentan, tanto así que solo han podido alcanzar ayuda a poco más del 30 por ciento de los hogares que tienen en lista de espera.
“Lo que ha dicho el informe ha sido complicado no solo por el nivel de contagiados, sino que también el nivel de muertos. Tenemos un hospital como el Sótero del Río, donde llegan de todas partes y que ya está saturado, tienen una cantidad enorme de gente que está en los pasillos. Tenemos una situación en los consultorios con el nivel de atención superado, y eso ha llevado que se tomen medidas que muchas veces no han sido cien por ciento efectivas”, comenta Escanilla a nuestro medio.
Estas medidas a las que hace referencia muchas veces han sido sobre expuestas mediáticamente, asegura el concejal de Puente Alto, algo con lo que dice no estar de acuerdo, sobre todo en el contexto de crisis por el que atraviesa la comuna.
“No me gusta y se lo dije al alcalde (Germán Codina) en la última sesión de concejo extraordinario, cuando salió con Lavín entregando una tarjeta a una persona, para que la pueda gastar en un local de barrio. Yo encuentro que no es una mala iniciativa, sino que no me gustó la parafernalia y donde algunos pueden creer que estamos entrando en campaña. Se preocupan más de eso que financiar a los vecinos como corresponde”, critica Escanilla.
Para el concejal de Puente Alto, de no sumarse mayor presupuesto para ayuda social, sobre todo en esta época de cuarentena, es muy probable que protestas como las ocurridas en semanas anteriores no solo se vuelvan a repetir, sino que se agraven, especialmente porque no solamente estarán afectando a los sectores más vulnerables de la comuna, sino que incluso a una clase media tan frágil en esta pandemia.