Es un hecho cierto que las pensiones de las AFP son miserables y para resolver la situación existe un proyecto de ley que, previa reforma de la Constitución, permitiría el retiro parcial de los fondos acumulados que tienen todos aquellos cotizantes en las mismas. Esa moción de algunos diputados, que ha causado un gran revuelo, establece que, por los tremendos efectos negativos de la pandemia del Coronavirus, los adscritos a ese sistema previsional puedan retirar hasta UF 150 de sus ahorros forzosos, retiro que sería cubierto por el Estado, vale decir con un costo público, al momento en que se produzca la jubilación, entendiéndose que esta facilidad es por una sola vez.
Hay otro proyecto, en este caso del Senado, que contempla el retiro voluntario del 10% de los fondos acumulados hasta la suma de $ 4.000.000, el que tiene el inconveniente de que, para acceder a ese monto, el afiliado tendría que tener ahorrados $ 40.000.000, monto que la mayoría de los adscritos al sistema no tiene.
Entendemos que ambas recetas, la de los diputados y la de los senadores, están orientada a aquellos que no forman parte de la élite, ni tampoco de los que se sitúan en el 10% más rico de la población.
Hoy el fondo de pensiones tiene un total de US$ 200 mil millones y las ganancias del año 2019 para los dueños de las AFP fueron US$ 650 millones. En el mercado de este excelente negocio hay 7 AFP, una de ellas tiene predisposición para buscar fórmulas atendibles que auxilien a los necesitados, en cambio las otras 6 cuidan con dientes y muelas sus intereses y en tal sentido están dando la pelea utilizando todos los medios disponibles para que todo siga igual. Lo que ellos hacen es una especie de campaña del terror que está produciendo efecto, si nos atenemos a las publicaciones de los últimos días en la prensa.
Dado que los fondos que recaudan las AFP de las cotizaciones mensuales de los trabajadores van a los bolsillos de los más poderosos conglomerados económicos del país, las empresas de seguros, que son las dueñas de las anteriores, ejercen sus influencias argumentando que, si se permiten tales retiros, el sistema colapsa y todos perderán para siempre. Los políticos de derecha, ¡era que no!, apoyan sin reservas a las AFP, menos el diputado RN Mario Debordes y otros pocos de ese partido político.
Para buscar una solución al asunto, un profesor de la Escuela de Economía de la UCH, contestándole a los intransigentes del sistema, plantea que serían posibles los retiros de esos ahorros para la vejez, si se pospusiera la edad de jubilación por el tiempo preciso para que la pensión que se reciba no se reduzca, sino siga igual a lo que habría sido sin el retiro de fondos. Aunque el profesor valida el método vigente, lo que dice es una buena idea que hay que tenerla en cuenta.
Según cifras de la Superintendencia de Pensiones (SP), reproducidas en la edición del 27/06/20 de El Mercurio, un 50% de los afiliados tienen en sus cuentas individuales sumas que oscilan entre los $ 3 y $ 4 millones, con las cuales, por ser tan bajas, ese medio concluyó que era imposible de que prosperaran los proyectos de los parlamentarios. Pero se debe considerar que el otro 50% de los adscritos tiene distintas sumas superiores
Pues bien, es cierto que si los afiliados que lo están pasando mal, llegaran a extraer una parte del dinero de sus cuentas individuales, van a tener pensiones más bajas, razón por la cual sería de toda lógica, para evitar lo anterior, que las propias AFP que han tenido millonarias utilidades desde que se crearon en noviembre del año 1980, instauraran con el visto bueno de la SP un procedimiento equilibrado para proporcionarles sumas de dinero en UF, sin intereses, a sus clientes que se los soliciten, con la garantía más que efectiva, de las mismas platas que ellas administran. Ciertamente estos préstamos blandos los afiliados se los devolverían a las AFP en las fechas en que cada uno de ellos ya no estén en este mundo y sus familias hagan las posesiones efectivas.
Teniéndose presente que, conforme a instrucciones de la SP, las expectativas de vida para calcular las pensiones, se les llama tablas de mortalidad, son 115 años de edad (sic), cada afiliado sin necesidad de acreditar que no está en condiciones de solventar sus gastos familiares de mantención, podría requerir a su AFP una suma fija por 4 meses, periodo estimado de la pandemia, sin que aporte a la AFP, monto total que represente sumas de hasta $ 4 millones.
Por ejemplo, un pensionado que recibe $ 130.000 al mes, se le debería prestar el doble, vale decir, $ 260.000 mensuales, para llegar a los $ 1.040.000 por los 4 meses. Los que tienen pensiones de $ 400.000 al mes, el préstamo sería de $ 800.000 por ese mismo período, llegando a los $ 3.200.000 por los 4 meses. Independientemente del monto de las pensiones que reciben, ya que existen algunas más altas, el tope máximo acumulado por los 4 meses debería ser, como ya se dijo, de $ 4.000.000.
La otra opción podría ser que, sin importar los saldos acumulados “no consumidos”, los préstamos sean determinados por la edad y el fondo acumulado de cada cotizante, a sabiendas que en Chile la verdadera esperanza de vida en promedio, para los hombres y mujeres, es de 80 años. En este caso los topes serían los mismos $ 1.040.000 y $ 4.000.000, respectivamente, pero sí puede haber otra fórmula más justa que beneficie a los pensionados más pobres. Lo que no podemos perder de vista es que las pensiones que otorga el Instituto de Previsión Social (IPS) son muy superiores y mejor ni hablar de las pensiones de Capredena y Dipreca, que reciben los jubilados de las FFAA, Carabineros, Policía de Investigaciones y Gendarmería
De cualquier modo, es sencillo implementar la medida transitoria de apoyo a los pensionados de las AFP, aunque igual necesitaría un cambio en las reglas del juego. Lo interesante es que Estado no asume ninguna obligación pecuniaria y los acaudalados inversionistas dueños de las AFP estarían dando claras señales de solidaridad con sus cautivos clientes.
Finalmente, por razones obvias, este préstamo voluntario de las AFP a sus afiliados que lo soliciten, con la sólida garantía de sus fondos acumulados, no puede estar dirigido a aquellos que tienen un trabajo estable. Es evidente que lo se plantea en este opúsculo es una idea que colisiona abiertamente con las posiciones de aquellos engreídos prohombres que dicen que “el modelo no se toca” y por ello veremos si se produce el milagro, a sabiendas que este sistema privado tan individualista debe tener una reforma radical.