El acoso a La Red

  • 14-09-2021

Cuando hablamos de derecho a la comunicación, nos referimos a las condiciones que el Estado debe garantizar para que usted y yo podamos informarnos de manera plural, para que ustedes y nosotros tengamos derecho a la libertad de expresión, para que no existan presiones económicas en contra de un medio de comunicación que cumple con su deber social.

La extorsión que NOS hace la empresa Carozzi, al retirar el auspicio a programas del canal La Red, ilustra la usurpación de la memoria que hemos vivido durante los 32 años de transición, despojo que ha contado con la promoción de los antiguos líderes de la dictadura y la derecha chilena; no es casual que el ex ministro de Pinochet, Carlos Cáceres, sea uno de los directores de Carozzi y es adivinable que para poner marcos históricos e interpretativos a los contenidos que emiten los canales de televisión, incluyendo los de Televisión Nacional de Chile, la empresa actúe como pandilla ideológica.

En Chile el espectro radioeléctrico  pertenece al Estado, lo cual debería permitir regularlo tanto en su acceso como en su distribución, en la obligatoriedad de voces diversas, regionales, comunitarias e indígenas; es el Estado el que debe bregar por la pluralidad de los medios, la libertad de opinión e independencia de las presiones del mercado.

Esta función el Estado no la cumple y el derecho a la comunicación aparece como no exigible, pues los censores son los dueños de los medios o ejercen presión cuando un medio tiene la integridad de ampliar su base informativa y conectar con la diversidad que Chile tiene, la cual también debe expresarse en sus medios de comunicación.

La conducta de Carozzi es coincidente con la opción de las empresas de Juan Sutil,  líder de los empresarios, de eliminar los auspicios al programa Agenda Agrícola de CNN, como represalia por la cobertura a la revuelta social del 2019; es coherente a los llamados de La Moneda a los controladores de los medios de comunicación, a la negativa de los auspiciadores a publicitar en espacios de carácter plural y/o críticos, decisión que se escuda en informes técnicos referidos a la cantidad de audiencias.

Nos encontramos en medio de un proceso constituyente que debe hacerse cargo de las acciones que una elite económica nos impone en post de mantener “sus privilegios y granjerías”, minoría que construye una “realidad” para desprestigiar los cambios: el vapuleo a la Convención Constitucional de parte de los medios de comunicación masiva ha sido sedicioso.

Si en dictadura hubo medios de comunicación que fueron “la voz de los sin voz” y les guardamos admiración y agradecimiento, hoy, La Red es uno de los principales medios y único canal de televisión que informa comprometiéndose con la democracia y sus valores esenciales, aunque eso signifique perder recursos económicos,  en post de ganar respeto y afecto de sus telespectadores.

La Red se ha empeñado en exhibir una “realidad” amplia, diversa, crítica, cercana y comprometida con la promoción y defensa de los derechos humanos y aquello es la carne del nuevo Chile que necesitamos: Cambiemos juntos en favor de la libertad y la justicia. ¡Gracias!

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.

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