Julian Assange: ¿Vendetta política o justicia?

El Tribunal Superior de Londres comenzó a estudiar este miércoles el recurso de apelación presentado por el gobierno de EE.UU. en contra del dictamen de la Corte de Magistrados de Westminster que rechazó, en enero pasado, la extradición de Julian Assange a ese país. Las deliberaciones durarán dos días.

El Tribunal Superior de Londres comenzó a estudiar este miércoles el recurso de apelación presentado por el gobierno de EE.UU. en contra del dictamen de la Corte de Magistrados de Westminster que rechazó, en enero pasado, la extradición de Julian Assange a ese país. Las deliberaciones durarán dos días.

Haber dado a conocer al mundo -a través de WikiLeaks- unos 700.000 documentos militares y diplomáticos secretos relativos a las invasiones militares de Estados Unidos a Irak y Afganistán es la razón por la que Washington persigue al periodista australiano Julian Assange, acusándolo del delito de “espionaje”.

No se sabrá aún que determinación tomará el Tribunal Superior de Londres (equivalente a una Corte de Apelaciones), y el actual constituye uno de los últimos recursos de Washington. Ahora, en el caso de que el intento fracase, sólo le quedaría acudir al Tribunal Supremo británico. No obstante, vocero y Director del portal WikiLeaks, el periodista de investigación islandés Kristinn Hrafnsson, considó esta semana como “totalmente inaceptable” que el tribunal londinense pudiese fallar a favor de EE .UU. en esta segunda apelación.

De hecho, durante un encuentro virtual con corresponsales extranjeros en Londres,  Hrafnsson aseguró que el encarcelamiento de Julian Assange por parte de la justicia británica socava la credibilidad del Reino Unido para proclamarse defensor de la libertad de prensa. Por su parte, la abogada Jennifer Robinson, integrante del equipo legal de Assange, denunció que su cliente vive en condiciones muy difíciles en la prisión de Belmarsh, situada a unos 8 kilómetros al sudeste de Londres y conocida también como ‘la Guantánamo de Gran Bretaña’.

Y no es para menos, porque tras siete años de estar recluido en la embajada de Ecuador en Londres, de donde fue expulsado por el gobierno de Lenin Moreno, sumado a más dos años y medio en la citada cárcel de alta seguridad, el australiano de 50 años, considerado internacionalmente como víctima de los ataques contra la libertad de expresión, se encuentra actualmente en un estado de fragilidad física y emocional extrema.

La prisión de alta seguridad inglesa de Belmarsh -una de las tres que existen en ese país- ha suscitado polémica colateral porque allí han sido recluidos prisioneros a los que se les ha negado un juicio justo y allí, además, están confinados algunos de los criminales más peligrosos de Gran Bretaña. También ha albergado a presos políticos  como Abu Qatada, el clérigo de Al Qaeda, o Manfo Kwaku Asiedu, autor de los ataque con bomba en Londres en 2005. También estuvo recluido allí Ronald Biggs, uno de los autores del famoso asalto a un tren de Glasgow en 1963.

Por otra parte, hay que considerar en este puzle judicial que las acusaciones de violación contra Assange en Suecia fueron retiradas en noviembre de 2019, según anunció entonces en Estocolmo la Fiscal general adjunta Eva-Marie Persson. “Después de haber procedido a una evaluación completa de los resultados de la investigación preliminar, concluí que las pruebas no son lo suficientemente sólidas como para que puedan constituir una acusación”, declaró.

Cuando Assange fue expulsado de la Embajada de Ecuador, en la práctica, cuando ese gobierno permitió a Scotland Yard penetrar a su legación y sacar por la fuerza y esposado al periodista desde territorio ecuatoriano, el creador de WikiLeaks fue llevado a una comisaría del centro de Londres y, desde allí, trasladado a la Corte de Magistrados de Westminster para que compareciera respecto a los casos que enfrenta en el Reino Unido. Allí, obviamente, el australiano se declaró inocente, pero un juez londinense desestimó sus argumentos y lo declaró “culpable de evadir la Justicia”.

Por ello, este miércoles, Washington ha vuelto a la carga ante la justicia británica con el objetivo de obtener la extradición de Assange, en un caso en que se perfila más una suerte de vendetta política que justicia real.





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