El anuncio del jefe de gobierno español, Pedro Sánchez, de apoyo a los planes de Marruecos sobre el Sáhara Occidental, considerados una ocupación ilegal por el pueblo saharaui y por resoluciones de Naciones Unidas, sorprendió a la comunidad internacional, a su país y en especial a su coalición, puesto que la decisión, además de inconsulta, fue ocultada a la segunda vicepresidenta Yolanda Díaz y a la secretaria general de Podemos y ministra de Derechos Sociales, Ilone Belarra. Ambas tomaron ayer la decisión de quitarle el piso al jefe de Gobierno y de confrontarlo públicamente.
La situación ha sido considerada “grave” por los socios del PSOE. La acción del jefe de Gobierno, además, contradice el programa electoral de Podemos, que en la medida 118 señala que “España tiene una responsabilidad histórica con el Sáhara Occidental, con sus gentes y con la solidaridad entre nuestros pueblos. Para ello, apoyaremos con acciones concretas el derecho a la libre determinación del pueblo saharaui, mediante la implementación de la sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) sobre recursos naturales, las resoluciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para una solución justa y pacífica mediante referéndum y los procesos de negociación en marcha”. Sánchez ha hecho exactamente lo contrario, lo cual podría incluso traducirse en una crisis mayor.
“No podemos compartir esta propuesta porque el plan autonomista que defiende Rabat supone abandonar la posición de neutralidad y el consenso de las resoluciones de Naciones Unidas -advirtieron fuentes de Podemos citadas por el diario ABC al conocer la posición del PSOE-. Se trata de una postura con la que se rechazaría de facto el mutuo acuerdo ya que ni el Polisario ni Argelia aceptarían esta solución”. Ayer, Podemos insistió en celebrar una consulta auspiciada por la ONU para que los saharauis decidan libremente su futuro.
Las relaciones en el oficialismo español se encuentran en un momento de deterioro, en buena parte por las posiciones de Sánchez en política internacional, donde Unidas Podemos se siente no solamente ignorada, sino engañada, como ocurrió con la decisión inconsulta sobre el Sáhara Occidental. Previamente, los dos bloques ya habían chocado por sus posiciones sobre Ucrania. Ayer mismo, militantes de Podemos se preguntaban en redes sociales cómo se podía estar al mismo tiempo en contra de la invasión de Rusia a Ucrania y a favor de la ocupación marroquí en tierras saharauis.