El domingo 14 de agosto, un atentado con bomba en la ciudad costera atribuido al crimen organizado causó al menos cinco muertos y 17 heridos en Guayaquil, Ecuador. Varias casas y vehículos fueron destruidos en una ciudad sacudida por la violencia de los cárteles.
Si bien Ecuador ya ha visto ataques contra cuarteles de la policía y las fuerzas armadas, el primer gran ataque contra civiles conmocionó a Guayaquil, una ciudad acostumbrada a la violencia.
Según los testigos, los sujetos aparecieron a las 2 de la madrugada del domingo 14 de agosto en moto en la popular zona del Cristo del Consuelo. Tras realizar varios disparos, lanzaron una bolsa llena de explosivos que convirtió la calle conocida como “Calle 8” en una zona de guerra, llena de escombros, cables eléctricos cortados y polvo. Al menos nueve casas y pisos fueron destruidos, según un informe oficial provisional.
La explosión dejó 5 muertos que han sido identificados y no tienen antecedentes penales, expresó también en conferencia de prensa el ministro del Interior, Patricio Carrillo. El funcionario precisó que a causa de la detonación hay 17 heridos, algunos con antecedentes. “Muchos de ellos, por no decir la mayoría, se están acogiendo al silencio y no quieren aportar con la investigación”, indicó.
Estado de excepción
El presidente de Ecuador, Guillermo Lasso, declaró el estado de emergencia en Guayaquil. “He declarado en Estado de Excepción a la ciudad de Guayaquil debido a los sucesos delictivos dados en las últimas horas. Se dispondrá de toda la fuerza pública para restablecer el control de la ciudad”, señaló el mandatario en Twitter.
Lasso, quien asumió el cargo hace un año, advirtió: “no permitiremos que el crimen organizado pretenda manejar al país”, donde el narco deja escenas de terror en las calles con cuerpos decapitados y colgados de puentes al estilo de los carteles de México.
El Ministro del Interior ofreció una recompensa de 10.000 dólares por información sobre el atentado. Patricio Carrillo no dudó en hablar de una “declaración de guerra” contra el Estado por parte de “mercenarios del crimen organizado”. El ministro pidió más recursos e hizo un llamamiento a la unidad nacional en la lucha contra la inseguridad.
Guayaquil, el mayor puerto de Ecuador y uno de los principales centros de exportación de drogas, es un campo de batalla entre los grupos criminales locales aliados con los cárteles mexicanos que han importado sus métodos. El pasado mes de febrero, dos cadáveres fueron colgados de un puente en Durán, a la entrada de la ciudad.
En abril, Lasso declaró por 60 días un estado de excepción en las provincias de Esmeraldas, Manabí y Guayas, cuya capital es Guayaquil, a causa de la violencia ligada al narcotráfico.
Declaración de guerra
El otrora pacífico Ecuador, ubicado entre Colombia y Perú, los mayores productores de cocaína del mundo, encara el aumento de la violencia ligada al narcotráfico. El año pasado la nación, con 18 millones de habitantes, cerró con una tasa de 14 asesinatos por cada 100.000 personas, casi el doble que en 2020.
Los enfrentamientos se extienden hasta las cárceles, donde desde febrero de 2021 se han producido siete matanzas con cerca de 400 reos muertos. Las autoridades consideran que se trata de enfrentamientos entre bandas ligadas al tráfico de droga que se disputan territorios para la venta.
El más reciente reporte de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), publicado en junio, indica que Ecuador en 2020 decomisó 6,5% del total de la cocaína incautada en el mundo.
En 2021, Ecuador incautó el récord de 210 toneladas de droga, la mayoría cocaína. En el primer semestre de este año, los decomisos superan las 100 toneladas.