“La Hermandad de la Macarena ha procedido a la exhumación de los restos mortales de Gonzalo Queipo de Llano y Sierra y su esposa Genoveva Martí Tovar, así como de Francisco Bohórquez Vecina”. En estos términos, la asociación católica responsable del templo sevillano dedicado a “Nuestra Señora de la Esperanza Macarena Coronada” (la virgen que llora la muerte de un torero), daba cuenta que los restos del general español Gonzalo Queipo de Llano, responsable de decenas de miles de ejecuciones, eran exhumados este jueves de la concurrida iglesia en virtud de la nueva ley que prohíbe ensalzar a figuras de la dictadura franquista.
Este general llegó a ser el máximo comandante del Ejército español en el sur de España y se le considera responsable de miles de torturados, asesinados y fusilados -entre ellos el poeta de altura universal Federico García Lorca- apenas había triunfado la sublevación militar de 1936. De hecho, desde ese año y hasta 1951, doce años después del fin del conflicto, unas 50.000 personas murieron víctimas de la feroz represión contra los ciudadanos más humildes y con menos recursos por parte del gobierno regional de Andalucía que comandaba, precisamente, Queipo de Llano, afirma un estudio del Centro de Estudios Andaluces realizado en 2012
La católica asociación no pudo soslayar que la exhumación del sicario, su esposa y su más cercano colaborador uniformado, se hizo “cumpliendo de este modo lo mandatado por la Ley de Memoria Democrática”, añadió. El texto de la novísima ley 20/2022, promulgada apenas el 19 de octubre recién pasado, reza a la letra que “los restos mortales de dirigentes del golpe militar de 1936 no podrán ser ni permanecer inhumados en un lugar preeminente de acceso público, distinto a un cementerio, que pueda favorecer la realización de actos públicos de exaltación”.
Pese a que el desentierro contó con “el consentimiento de ambas familias” según la Hermandad de la Macarena, la actividad nocturna fue seguida por un pequeño grupo de familiares de los fascistas exhumados, quienes aguardaron la salida de una furgoneta que transportaba sus restos, a cuyo paso emitieron gritos de “¡viva Queipo!” mientras estallaban en unos tan patéticos como fanáticos aplausos, según se pudo apreciar en las imágenes de la televisión española.
Apenas unos metros más allá, otro grito solitario los confrontaba: “¡Honor y gloria a las víctimas del franquismo!”. Era Paqui Maqueda, presidenta de la asociación Nuestra Memoria y miembro de la plataforma Gambogaz, quien interrumpía a grandes voces los aplausos admirativos de los familiares del golpista. Paqui milita en el movimiento por la restauración de la memoria de las víctimas del franquismo y allí, en plena calle y a las 02.30 de la madrugada, fue recitando uno a uno los nombres de sus parientes ejecutados por el franquismo. La ya histórica activista se muestra satisfecha y afirma que fue su modo espontáneo de rendir honor y gloria a las víctimas del franquismo en nombre de su familia. Sólo es crítica en otro aspecto: dice que el momento, aunque histórico, llega 71 años tarde, después de que el brutal represor fuera enterrado “¡…y con honores!”, afirma. La mujer, de 58 años y muchas cicatrices en el alma, confiesa que, pese a lo inesperado de las exhumaciones, así como su nocturnidad, el momento le trajo a la memoria la violencia y la crueldad que cayó sobre su familia, y repite que el desentierro del sátrapa y de su amanuense debió producirse mucho antes para evitar “tanto sufrimiento”.
Queipo, que en vida se convirtió en miembro destacado de la Hermandad de la Macarena, fue enterrado en la popular iglesia de Sevilla a su muerte, en 1951. Ahora, no obstante, no trascendió el cementerio de destino de sus restos. Por su parte, el gobierno del socialista Pedro Sánchez se congratuló por el traslado: “esto es lo que tenemos que hacer como un país democrático y civilizado”, dijo en Televisión Española la vicepresidenta, Yolanda Díaz. Por su parte, el líder de la oposición, el conservador Alberto Núñez Feijóo (Partido Popular), comentó: “Creo que la política debe centrarse en solucionar los problemas de los vivos y dejar a los muertos en paz, pero allá cada uno con sus prioridades”, afirmó, en un velado reproche al gobierno. En cambio, el líder del partido de extrema derecha Vox, Santiago Abascal, acusó al gobierno de “profanar sepulturas y perturbar el descanso de los muertos”, en un mensaje en Twitter.
El dictador Francisco Franco ya fue exhumado en 2019 del mausoleo faraónico construido por orden suya en el Valle de los Caídos, un gigantesco complejo católico a 50 km. al norte de Madrid camino a la Sierra de Guadarrama. La otra gran figura de aquella época cuyo traslado está pendiente es José Antonio Primo de Rivera, fundador del partido fascista de la Falange, fusilado por los republicanos al principio de la guerra (1936-1939) y que también se encuentra en el Valle de los Caídos.
(En la imagen, Gonzalo Queipo de Llano siendo saludado por el dictador nazi Adolf Hitler en un desfile en Berlin)