Es 1994 y la artista chilena Nicole saca su segundo disco de estudio titulado Esperando nada, que fue un éxito de ventas y generó una gran conmoción entre las preadolescentes que escuchamos su trabajo. Uno de los buques insignia de ese LP fue el sencillo “Dame luz” que además perteneció a la banda sonora de una teleserie de Canal 13 llamada Amor a domicilio, donde un joven Luciano Cruz-Coke, bastante más relajado que su actual versión política ocupaba uno de los roles protagónicos. Recuerdo haber escuchado alguna entrevista de esa época a la artista y le preguntaban por el significado del nombre del elepé, ella hacía referencia a su propia experiencia adolescente, en donde sus compañeros de curso esperaban dar la antigua Prueba de Aptitud Académica y estudiar en la universidad, mientras ella por haber elegido su carrera como cantante había dejado de anhelar algo con respecto a ese tipo de educación formal.
Lo cierto es que el nombre del LP pertenece a una de las canciones que fue incluida en el disco y que es un cover de un tema del rockero español Antonio Vega, que fue integrante del grupo Nacha Pop en la década de los ‘80 y “Esperando nada” fue incorporada en su primera producción solista de 1991 titulada No me iré mañana. Vega es una de las leyendas trágicas del rock ibérico, dotado de una sensibilidad e inteligencia asombrosas, al poco andar en el mundo del rock n’ roll se comenzó a enredar por su problema con las adicciones.
La canción se inaugura como la voz de un cuenta cuentos: “Voy a revelar / Una historia que es a veces mentira y otras no es verdad” y nos sitúa en una posición ambigua, de esta forma la lírica se puede expandir a imágenes inesperadas:
Esperaría de pie
Que el anochecer se fundiera con la tarde y el amanecer
Como un vendaval
A mi paso, se revuelven los trozos de un quemado papel
Y creció
A mi lado como un árbol, como una ilusión
Y creció
A su lado, monstruosa, todo una obsesión
“Esperando nada” es una clásica canción rock-pop en 4/4 en tonos mayores, sin embargo sobresale por su letra, que en la versión de la chilena solo fue cambiada en términos de la perspectiva de género, pero en sus versos centrales no fue modificada. Vega tiene la capacidad de mezclar imágenes oníricas enormes como fundir la tarde con el amanecer y en el verso siguiente mostrar una escena microscópica como los pequeños trozos de un papel quemado. Luego se refiere a algo indeterminado – podrían ser la suerte, las drogas, la fama o el rock− que está junto a la voz poética primero como ilusión y en otros se puede transformar en obsesión. Si fuera la experiencia de las adicciones, no sería la primera vez que ocupa como material esas vivencias, “Lucha de gigantes” que aparece en el último disco con Nacha Pop, hace referencias a las perturbaciones mentales que le provocan el consumo. También en “Esperando nada” se expresan declaraciones de principios:
Vivo en la calle, estudio de aprendiz
Con libros que en la escuela nunca vi
Abre mi puerta, quiero entrar y salir
Y refrescarme antes de repetir
Antonio Vega al igual que Nicole no siguieron caminos formales de estudios y el músico con estos versos reivindica la escuela que te puede dar la vida aquí metaforizada en la calle. Es interesante que el título de la canción no haya sido tomado de ningún verso de la misma, sino que fue creado para nombrar al tema. Esta idea de esperar nada, da la sensación de un tiempo suspendido que quizás para Vega pudieron haber sido los momentos de viajes profundos con sustancias ilícitas que, entre las muchas cosas que provocan, se encuentra la pérdida del sentido del tiempo, permanecer en un vertiginoso presente hasta que el efecto de ellas se acaba.
En términos musicales la versión de la chilena tiene subido el tempo y la vibra rock-pop y dentro de la canción hay unos solos de guitarra eléctrica que fueron los primeros que escuché para un tema cantando por una mujer en esa actualidad. Del músico español se sabe que tuvo que lidiar varios años con idas y venidas de las drogas, que también se obsesionó con mirar las estrellas, saber del funcionamiento del cosmos y leer sobre astronomía, hasta que la salud se le deterioró irremediablemente, falleciendo de un cáncer de pulmón en el 2009 a los 51 años. Por su parte Nicole lleva décadas sosteniendo las banderas del rock femenino en nuestro país.
Es interesante como el paso del tiempo puede hacer resignificar las letras de ciertas canciones, así este tema de Antonio Vega puede ser el paréntesis atemporal del viaje profundo de un adicto a los estupefacientes o la renuncia a los caminos tradicionales de desarrollo personal por parte de una mujer. Luego del fallido proceso plebiscitario reciente tengo la impresión que al menos un tercio de los votantes, dado el estado de la política actual por estos mismos resultados, nos hemos quedado un poco a la vera del camino, simplemente, “Esperando nada”.
Esta crónica corresponde al blog https://omnivoracultural.wordpress.com/2022/11/07/esperando-nada/