De acuerdo a diversos analistas financieros, los “test de stress” no están ofreciendo una guía adecuada para interpretar la salud de los bancos y, por más que sean exámenes en los que se somete a los balances de los bancos a situaciones extremas, que incluso pueden resultar hasta excesivas, su técnica e interpretación se basan en una comparación estática, entre un estado inicial al cierre contable de 2015 y un estado final estimado para 2018.