Cuando ya se ha perdido todo en el lugar de origen, estar a salvo es el primer desafío. Luego vendrán el conseguir alojamiento, un trabajo, comenzar a aprender un idioma e intentar hacer nuevos amigos Los refugiados que llegan a Brasil tienen en general el mismo perfil: hombres jóvenes, de entre 20 y 35 años, con competencia académica, bilingües árabe-inglés y que aspiran a integrarse profesionalmente una vez que revaliden sus diplomas.