Su música ya no suena. La pandemia silencia indefinidamente la que es, también, su forma de subsistir. Sin ayuda estatal los cultores buscan ser considerados en los planes, mientras las nuevas generaciones esperan no perder la tradición.
La historia de la Familia Lizana en el oficio comienza el año 1936 mientras el patriarca Héctor Lizana Gutiérrez acompañaba a un organillero vendiendo pelotas de aserrín por las calles y plazas de Santiago. Dos años más tarde pasaría a tocar los platillos y bombo del ‘chinchín’. Citoyens a través de su microespacio “Conexión Patrimonial”, […]
El próximo 1 de marzo, en el Salón Central del Museo Nacional de Historia Natural, finaliza la muestra “Un poco campesina, un poco maestra, un poco cantora”.