Acorralada por los sectores conservadores de la ex Concertación y por el bombardeo constante de la prensa tradicional, cuyos periodistas repiten cuan loro todo lo que la derecha permanente pronuncia en su típica lógica insular respecto a lo especial que es el modelo chileno, Bachelet optó por lo que en el Chile de hoy es políticamente ventajoso: correrse a la derecha.