La directora de la entidad, Patricia Muñoz, sostuvo que “la impunidad no puede ser una alternativa para la explotación sexual comercial infantil”. Los hechos ocurrieron en un recinto de la comuna de Viña del Mar.
A pesar de que una de las ciudades del estado es la turística Acapulco, en las montañas de Guerrero la realidad es muy distinta: agobiados por la pobreza, los hombres cruzan por miles la frontera con Estados Unidos para no volver. Los que quedan constituyen el aparataje del narco, el único poder real en muchas de sus zonas, mientras las mujeres esconden a sus hijas o las disfrazan de hombres para impedir que sean secuestradas para todo tipo de servicios sexuales.