Con el tiempo “Gilmore Girls” y sus personajes se transformaron más que en una serie que ver, en un lugar donde ir. Su creadora, Amy Sherman-Palladino, caracterizó a sus personajes por sus rápidos diálogos llenos de referencia a la cultura pop, a libros, a canciones, películas y autores que revelaban a dos mujeres inteligentes creciendo, pensándose y definiéndose como individuos. El mismo camino que parte importante de la audiencia -incluyéndome- estaba enfrentando en esa época. Por eso cuando la serie terminó, quedó un cierto sentimiento de vacío y una nostalgia por ese lugar en donde reímos, lloramos y reflexionamos.