El debate entre la importancia de un mural y un rayado se dejó notar cuando hace dos semanas los vecinos del barrio Lastarria intentaron evitar el borrado de una icónica obra de Luis Núñez. Sin embargo, este tipo de manifestaciones no son las únicas que coexisten en las ciudades. Para el artista urbano Oficio, por ejemplo, muchos murales solo funcionan como “anestesia” y se “están repitiendo”.
Parlamentarios de todas las bancadas presentaron un proyecto para sancionar la propaganda política en las calles. El Congreso quiere aumentar las sanciones para quienes peguen avisos, carteles o rayen paredes con consignas de cualquier tipo si éstas no tienen autorización. Colectivos artísticos y políticos se defienden insistiendo en que “si los medios son del gobierno, las calles y los muros son del pueblo”.