Durante los últimos días, incluso durante las últimas horas, la preocupación y el temor a las consecuencias de un cambio climático que por momentos se torna incontrolable, profundiza la certeza de que esta nueva circunstancia global, como una segunda pandemia, pareciera haber llegado para quedarse. El punto es que en este caso, las vacunas han llegado tarde, mal o… nunca.