La triunfadora había llegado a la estancia final del abierto de Francia casi sin despeinarse en un alarde de tenis perfecto y avasallador.
“Sentí la presión”, “mis expectativas eran demasiado elevadas”, “miedo a fracasar”… La cuestión de la mentalidad y las emociones emergió durante el Abierto de Australia, tanto en la eliminación de grandes nombres o la resurrección de antiguas campeonas.