La evolución del IPC y del Índice de Remuneraciones muestra todavía un positivo impacto en la capacidad de compra de los trabajadores, dado el mayor crecimiento real de las remuneraciones respecto de la inflación. Sin embargo, esta tendencia parece comenzar a declinar en contra de los sueldos, especialmente dada la estructura de consumo de amplios sectores medios de la población.