Gran parte de la clase política y empresarial del país ha identificado al Ministerio Público como su principal enemigo. Y tienen razón. Después de todo, las investigaciones, citaciones y formalizaciones tienen al establishment chileno de cabeza. La Fiscalía ha destapado la olla dentro de la que había una cazuela rancia e incomible. Ahora se trata de volver a poner la tapa.