Es cierto que la histeria colectiva no sirve para llevar una vida tranquila, o pensar todo el tiempo en un posible terremoto localizado en plena precordillera tampoco es muy saludable, sin embargo conocer la verdad es un derecho elemental como ciudadanos y habitantes del Santiago cordillerano, y aportar de manera real al qué, cómo y cuándo se hace y se construye, en momentos en que todo el sistema de credibilidad creado por la omnipresencia de la academia y los poderes de turno se cae desbordadamente, es imperioso y necesario informarnos para generar una verdadera cultura de la prevención de desastres naturales