La reunión supone un obsequio para el Kremlin y una señal de debilidad para la postura de la UE sobre Ucrania. Pero hay que considerar las necesidades de Budapest, que depende en gran medida del gas natural, el petróleo y el combustible nuclear ruso.
Lo dijo nada menos que el primer ministro magiar, el ultraconservador Viktor Orbán, agregando que la UE no tiene en cuenta que su país es mediterráneo y no puede importar petróleo por mar sino sólo a través del oleoducto que lo une a Rusia.
El mandatario galo que busca la reelección esperaba superar a la candidata derechista con holgura en la votación que se registrará este domingo. Pero los pronósticos hablan de una diferencia de sólo 3% con una alta abstención de los electores.