La vacuna hasta ahora en el mundo no ha prevenido ningún solo cáncer cervical y pasaran aproximadamente entre quince a veinte años para realmente saber si es una vacuna útil en prevenir este tipo de cáncer, lo que le da entonces a su uso un carácter parcialmente experimental, lo cual indicaría tal vez que su administración debiera ser acompañada de consentimiento informado de los padres de las niñas.