La lógica en que se mueve el personaje de “Il Sicialiano” es el de la de la más básica farándula televisiva. Avatte parece disfrutar de ser el centro de atención y de que la cámara registre cada uno de sus movimientos. No parece haber distancia crítica respecto a sí mismo ni a qué o cómo se muestra, lo importante es mostrarse.