Las protestas en Venezuela generan una sensación de inestabilidad política en un escenario de disputa económica entre el Estado y la élite controladora de los sectores privados. Analistas internacionales explican que se trata de un intento de rearticulación de la derecha y la búsqueda de nuevos liderazgos ante las sucesivas derrotas del referente opositor Henrique Capriles.