El cierre de más de treinta supermercados pequeños en sectores periféricos de la capital ha sido justificado por algunos empresarios con motivo de la delincuencia. Sin embargo, la fidelidad a los almacenes de barrio y la evolución de las formas de consumo dan cuenta de que la retirada obedecería a una estrategia comercial diseñada para capitalizar estas dinámicas y aplicarlas en nuevos formatos.