En las próximas elecciones parlamentarias, doce apellidos figuran en dos papeletas diferentes, doce parejas de parientes directos que postulan a un escaño. Lo cierto es que el Congreso chileno arrastra una larga historia de parentescos, que a juicio de los analistas experimenta un recambio con nuevos casos que empiezan a repetirse. Si bien es una práctica lícita, analistas apuntan a los partidos a la hora de decidir los candidatos.