Lo curioso es que a las miles de personas que concurrimos voluntariamente a denunciar estos deleznables hechos nunca se nos advirtió que la reparación que el Estado posteriormente nos ofreció sería a cambio de que nuestros testimonios quedaran en un archivo secreto. Tampoco se sabe de personas que hayan denunciado los horrores sufridos pusieran como condición que éstos no se dieran a conocer.