Los restos del líder y fundador de la guerrilla maoísta Sendero Luminoso, Abimael Guzmán, fueron incinerados en la madrugada del viernes en un hospital militar de Perú, 13 días después de su fallecimiento a los 86 años en la cárcel donde cumplía una sentencia de cadena perpetua.
Pareciera que el realismo mágico renace en Perú, donde un cadáver se ha convertido en un asunto de Estado. Es cierto que no se trata de un cadáver cualquiera, sino el de Abimael Guzmán, el fundador de Sendero Luminoso. Ha sido el gobierno de
Pedro Castillo el que solicitó a la Fiscalía Nacional cremar el cadáver el cuerpo de Guzmán, fallecido en prisión la semana pasada a través de un oficio enviado a la fiscal general, Zoraida Ávalos, firmado por el Ministro de Justicia, Aníbal Torres. Aunque lo que realmente subyace detrás de una petición tan poco usual de un poder del Estado a otro, es el temor de que los ex partidarios de Guzmán intenten rendirle homenaje si es inhumado en un cementerio.
Para el analista, la renuncia de Héctor Béjar no se debió a sus declaraciones sobre el origen de Sendero Luminoso, sino a una derecha que desde el primer día del nuevo gobierno ha buscado su desestabilización
El museo de la Memoria y los Derechos Humanos está presentando esta serie de fotografías que da cuenta de los violentos años vividos en el país vecino.