Este tipo de medidas no son nuevas en la isla continente, pues Australia, gracias a su sistema de confinamientos breves y localizados, vive desde hace meses una relativa normalidad. El coronavirus ha dejado solo 910 muertos.
Cientos de miles de australianos piden la cancelación de los famosos fuegos artificiales de Sídney del 31 de diciembre, para redirigir el gasto hacia la lucha anti incendios. La Alcaldía de Sídney se niega a anular el evento.
Este secuestro, catalogado por las autoridades policiales australianas como la operación de un “lobo solitario” se enmarca en la adhesión del abatido terrorista a los postulados de EIIL, inscribiéndose en esta cadena de sucesos que visualiza peligros, ataques, militantes, simpatizantes y futuros milicianos de Daesh en los cinco continentes. No en vano, en la ciudad española de Barcelona, una joven chilena – que llevaba 14 años en España- fue detenida acusada de reclutar mujeres para la causa takfirí. Tanto Australia como España son aliados incondicionales de Estados Unidos en las operaciones militares, que han significado la ocupación de Afganistán, Irak, ataques al Gobierno sirio y ahora el combate a Daesh tanto en territorio levantino como en el norte iraquí.