El joven delantero de Deportes Linares se cansó de aparecer en la prensa cada vez que se habla de su padre y de los seis meses que lleva prófugo de la justicia. Al estigma de haber sido criado en La Legua, se le han sumado los calificativos de “delincuente”, “narcotraficante” e incluso en ocasiones lo han tratado de “asesino”. Una carga que, reconoce, le ha afectado en la concreción de su mayor sueño: llegar al fútbol profesional.